ENSAYOS + POESIAS + CUENTOS + Anecdotas

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viernes, 16 de noviembre de 2007

Arquitecto de barajas

El arquitecto de las barajas
En pareja intensidad pinto su dormitorio en un negro noche, noche de esas veraniegas donde uno puede alcanzar las estrellas con la vista miope y se pone a jugar con la geometría descriptiva buscando monstruos o ángeles pegados con UHU y papel celofán. Lo hizo en un despertar desequilibrado por un sueño profundo que ahogo sus caderas con las contracciones constantes del frió y unos veinte puchos de desvelo que inundaban el dormitorio con olor a Lucky. Tomo una brocha como lo hace cuando hace el amor con su mujer de momento, salvaje, intenso, sin motivación final, inventando una selva donde su rol era el de sobrevivir a sus ideas que mutaban como los ladrillos galopados por las manos que perdieron el sentido al tacto, ciego y versátil. Hizo desaparecer los límites funcionales de los objetos que flotaban, en su movimiento de evitar ser alcanzados por la pintura black, inventando quizás nuevas formas de apoyo y rompiendo el Momento Físico.
Tomo una tijera y desfiguro en rectángulos los cerramientos verticales y horizontales del dormitorio, lo hizo en varios tamaños siempre compitiendo con el aburrimiento de las formas clásicas, desprovisto de cualquier rigidez intelectual o emocional. Liberado de los estorbos de las fidelidades, de los códigos de comportamientos estrictos, era la disolución del ser, incrusto dibujos consecuentes a sus animales de ropero y burdel, recordó las imágenes urbanas de personas como entes arquitectónicos, porque la arquitectura es una de las artes que es impuesta sin mucho preámbulo, como las personas que se cruzan en nuestros caminos y retumban nuestras horas de baño y sueño.
Desfiguro el formato del juego, soltando una risa con tono político y antiburrocrático, recordó a la vez la eterna soledad de sus ganas de compartir sus fantasías, de los desamores que tocaron el fondo de sus moléculas y que tal vez destruyeron sus normas clásicas de amar.
Anticipo la disciplina del que algo que no es, pero que puede llegar hacer, típico de ilusos como el y encendió un cigarrillo, el veintiún, mientras el humo se mezclaba con la visualización de su producción pictorica, -si estuvieses aquí pensó en voz alta-, casi con la fuerza de tono de sus conversaciones solitarias de entre yo vs. yo y supuso que su locura se canalizo en forma de arte por las paredes desmaterializadas de su dormitorio, creo su espacio y contribuyo a la arquitectura mental de conceptos posmodernistas.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Te acaricio el cabellos intentando captúralos entre mis dedos finos mientras pronuncio como te deseo, me acerco a ti en una vertiente milimétrica colocando mi pierna entre las tuyas y compartiendo el mismo aire, lo hago contra la pared que debido a la presión cede un poco y se desplaza todo el dormitorio, mientras abro tus brazos entre mis dedos y los separo de tu cuerpo, atajándolos fuerte mientras rozo mis mejillas con las tuyas en movimientos verticales y horizontales, lentamente hasta marcarnos el rostro, lo recorro con mi boca, húmeda recorre por partes tus labios, mientras presiono mi dientes en la ultima parte del labio inferior... estirándolos hacia mi, lo hago acompañado con mi nariz, desde tu frente hasta esos pequeños lunares que posan inadvertidos, incluyendo tu nariz... y te huelo los ojos pestañas con pestañas..Te invento unos labios de miel donde te bese.. Te desvisto sin prisa pero con torpeza, desnudándote un poquito mas que siempre., sin dejar de besarte, te voy quitando la chomba (así lo imagine, se supone que es tu pijama) mientras sonrojada colocas los brazos hacia arriba dejas con un poco de vergüenza que lo haga, mientras te quito la ropa te rozo los labios por el cuello. mientras te quito el sostén.. mientras lo devoro... rodeándolo.. y dibujando figuras geométricas inexistentes... subiendo de nuevo hasta tu oreja izquierda, el mismo recorrido hasta tu oreja derecha... dejándote escuchar el susurro de mi respiración acalorada ...hasta que seas solo piel...hundo las puntas de mis dedos en tu espalda presionando hasta llegar debajo de tu piel... te muerdo el hombro, voy de hombro a hombro... pasando mi boca por cada hueso de tu clavícula, descubriendo otros. Hasta formar una línea zigzagueante tacita... lo hago por todo el dormitorio
Te transporto a la cama, y te acuesto sobre las sabanas sin soltar tu boca, tomo tu cuello con una mano..y araño sutilmente tus brazos hasta tus manos.. dejo que nuestras piernas se enreden en un bosque infinito y tácito…y nuestros pies se besen en estiramientos guiados por mi muslo... de unos movimientos pendulares y sin permiso, dibujo con mi nariz el contexto de tus pechos sin tocarlos, recorro cada rincón de tus costillas estirándote la epidermis con la boca , cuando llego a tu ombligo, y lo muerdo, lo voy soplando a su alrededor.. con un casi contacto... permanente, nos arde la sangre que juega a fluir en un viento liquido de verano siguiendo la energía de Hungarian Rhapsody de Litz que mata el silencio, mientras me deslizo sobre tu espalda desde la nuca hasta tus tobillos.. de norte a sur, de este a oeste... diluyo mi sudor con el tuyo y se hacen uno, hasta la magnitud de un mar de dormitorio, mojados en un paseo irreal de lugares exactos, te marco con ardor la piel, en movimientos de humos y vapores de rotaciones ciegas llenando los espacios vacíos de la cama hasta ir donde convergen tus ojos de orbitas irregulares… Recorro con mi lengua tu vientre explorando cada poro con restos indecisos de presiones escuchando el latir de tu pulso que se pierde en el rubor tenue de la vela blanca que nos espía... muerdo los huesos de tus caderas, y mis manos resbalan por cada parte de tu torso mientras tus pies tiembla de intensidad. Destrozo los soportes de hierro de la cama hasta llegar al piso, en interminables repeticiones entrecortadas con innombrables sensaciones acariciándote la risa y los gemidos encontrados en infinitas formas y poses inventadas en el dormitorio. Sin instrucciones claras.
Llegamos a la quietud de los movimientos y ...

Te visto solo con mi cuerpo mientras te abrazo en un despertar sin tiempo. Y te dicto una fábula con mis ojos de como te amo...
“Tal vez mañana
En tempranas claridades
Te sienta de repente al despertarme.”

viernes, 9 de noviembre de 2007

Recuerdos

Cigarrillo inquieto, indolente
trovas de ayer,
obras del tiempo
Despoblado, espero ver




Transeúntes

Suicida el pie,
demanda al día
Sale corriendo,
se dilapida
Buscando la vía.





Tuyos

Ojos claros
perilla inclinada
manos disecadas,
Tus parajes exactos





Esperando

El mate refrigerado
espera tu vuelta,
La tonadilla, un después
tu compañía al andurrial



Tu afluencia

El marco deslumbró
el cruce de tus aristas
Conmigo dentro,
me convertí en cronista.











































Gritona

Grita la luna
¡Cállate la boca!
Grita tu ausencia
¡muerte a tu voz!.












































Eficaz

Tribu ausente
Individuo tectónico
Partes elementales
Tuerca humana
Asesino de tiempo

























































































Fantasmagórico

¡Plas!, ¡plas!,¡plas!
¡Que insuficiencia de vocablos!,
el folio arde y el fantasma, sonríe












































Títulos de hoy (resumen)

Recuerdos transeúntes
Tuyos, esperando
Tu afluencia,
Gritona y eficaz,
Mi Alimento fantasmagórico

lunes, 5 de noviembre de 2007

Una mañana cualquiera

Mañana Cualquiera

El día empezaba temprano con el canturreo del personal del aserradero que se ubicaba detrás de la casa, sus maquinas difuntas aun, desaceitadas y llenas de hollín proponían el inicio un día laboral normal. Solía observarlos desde mi ventana cuando pesaba la visualización de que formarían una flota de piratas queriendo invadirme con sus garras y filosas hojas de acero, con sus cables jugando a ser lazos, tomando como botín mis ultimas palabras pronunciadas en al noche anterior y tal vez la venidera. Sonreía después de imaginarme eso y discrepaba mi equilibrio mental repitiendo movimientos consecuentes de un lado para el otro con la cabeza, que adornada de cabellos encerados por la almohada entonando su veneración hacia el techo; no ayudaban a verme muy lucido, bueno, que se podía esperar si eran las 6 am de un lunes; tan vulgar como exitoso me sentía. Como dormía con ropa puesta no había necesidad de mirar al ropero que tendía a ser un caos de transito en horas pico de alguna ciudad jugando a ser cosmopolita. Paseaba en el dormitorio buscando algún que otro freno a mi ansiedad e imitando una defensa para la invasión de los piratas-obreros del ese barrio.
Obviaba la voz de Humberto Rubin que comentaba sus malos chistes matutinos en la radio, y así quizás ganarse la sonrisa hipócrita de algún radioescucha, el ruido de la Pc se propagaba por las paredes del dormitorio, hasta perderse en tejuelon lleno de telarañas y sueños, a veces pensaba que carajo hacia escuchándolo? -después me motivaba la idea de que quizás ya estaba domesticado a su voz, ya casi como 5 años que lo hacia sin darme cuenta de ello, el equipo de sonido Philips tenia ya sus años, y un personaje de radio estaba dentro de el mas de lo que debía.
Atropellaba el marco de la puerta con un zigzagueante salto para huir del metro cuadrado con olor a dormida, jugaba a ser línea mientras me proyectaba entre el pasillo largo y profundo, siempre paralelo a mi propio temor de colapsar con la pared donde terminaba. Justamente allí, posaba un espejo empolvado donde mi figura se parecía mas a una gran mancha sucia en su superficie mas que una proyección humana.

Mientras desayunaba tomaba el pan y lo aplastaba, me daba cierta satisfacción y placer hacerlo, se convertía en un ritual sin fundamentos étnicos ni religiosos, pero contenían esa importancia, observaba al café diluirse en el agua ardiente sin despedida, era una de esas historias de amor donde dos en realidad se vuelven uno, como siempre, me salía amargo, como el amor. Todo tiende a tener el mismo significado con esos pensamientos perpetuos. El ritual se prolongaba cuando tomaba uno de los frascos de café, cocido u otro que contenga etiqueta alguna, recorría sus términos y elementos, sus combinaciones químicas y alguna que otra ventanita de información al usuario, entendía el 20% de lo escrito, pero me sometía a la aventura de conocer lo que ingresaba en mi organismo. Sonreía con falsedad. Como lo hacen los sabios contemporáneos, que creen saberlo todo, mientras no se despegan de la TV y la computadora personal y piensan que porque tienen mil libros en su biblioteca personal saben mas que Google.
Mi tiempo espacial en la mesa era escaso, anteriormente lo prolongaba mas, cuando ella estaba conmigo, es que me daba cierto gozo observarla con su camisón de florcitas diminutas turquesas, mientras preparaba su mate amargo y dispersaba en el aire su voz de porteña arrepentida, intentando hilar una conversación, era una amante del mar, así que mi tierra mediterránea no era lugar para ella, y quien soy yo para que deje de amar al mar.
Levantaba la vista y volvía al mismo sendero del dormitorio, repitiendo el paseo de la ida, pasaba enfrente a la ventana desnuda y cerraba las persianas, dejando atrás al aserradero, a los obreros, a las voces y sumergiéndome en mi sueño.

soledad

Sentada sin lugar, hacia música
que inventaba un silencio
mas allá de lo audible,
permanecía quieta en su destello.

Su guitarra, su instrumento
que a su contacto exultaba
los misteriosos marasmos
de mil noches y un infierno

quizás, sus pasos son los que
abrazaban al mar, en medio del trueno,
de un desapercibido que profano el cielo.

Y Embriaga su vientre contra esa guitarra,
mientras reproduce su sueño y nos va leyendo un cuento,
donde sus manos relucen bajo la dulzura
del ultimo intento, cuando las cuerdas danzan
en el vacío del murmullo de recuentos.

el sonido era como el árbol
exponiéndose al viento, como el
hilo de un cometa que se enredó al aire
y que nunca llego al suelo.

Deja una frase abierta que va tragando nubes
Mientras su obsesión dejo de ser la orilla, para alejarse
En su imaginaria y noble travesía.

Diálogos de 00:00

Se perdió en la noche tacita,
encontrándome
en mis nubes de plata y ron.

Dijo calladamente –quiero ver tus gestos,
Y Observó, en busca de sus imágenes
dibujadas en cartón.

No sabía, que me alimentaba de ella
Vorazmente, Con cada palabra imaginada
Entonada de sus labios de cantora fría y delirante,

Sediento como esta pluma
Como el iceberg azul y el terciopelo.
Jugando a ser un punto en su cielo.

Profunda, ella, como el océano que se va perdiendo
en la oscuridad de su propia sombra
que nos hace común
en un minuto, en unas horas.


…Dijo calladamente –eres vanidoso con tono
Crítico y pertinaz,
Una sonrisa mía apareció y se disolvió en un quizás

Nombro: viernes; sábado; domingo, lunes y martes,
Y el canoro disonante lucho pataleando para ser como antes,
Y logro su libertad.

Para seguir, Dijo calladamente,
-quizás no me encuentres mas,
Y acabo partiendo desde el comienzo del final
Que la noche siempre quiso evitar.

el dialogo quedo en sus ojos inexplorados
y su paciencia ceso, ceso y con un grito
muerto me dijo adiós.

Dijo buenas noches y se difumino.

Cuento de la baldoza

Como cuenta la hormiga que al pasar una de las aristas de la baldosa de 20x20 en busca de finiquitar el cansancio de devorar sus sueños a la que siempre estuvo subyugada, se siente envejecida ya que se dio cuenta al fin, de que había perdido parte de su existencia útil ocupando su tiempo a esas pequeñas cosas que nunca la satisficieron, a discreción va por el cruce a destiempo de sus colegas que la miran con descuido, hacia el encuentro de aquellas hojas cóncavas y convexas del pastizal que nunca vio, allá donde el viento sutil las hace danzar como si se tratase de un ritual de otoño. Pretende no dar tantos pasos seguidos para no dar tormento de su huida cotidiana, no por lo que dirán las otras hormigas, sino para sentirse mas segura aun de que el camino todavía no ha empezado. El perfume de la cera advierte el perímetro repetitivo de la eternidad material y ella lucha, lucha haciendo un poco de geometría plana y calculando la velocidad del viento cuando su presencia en la punta de una de las hojas se salga de los limites virtuales a la cual siempre estuvo reducida, colorea su imaginación dándole un poco de color verde a su sueño, a veces es amarillo otras azul, y ni que decir a las otras hormigas que encontraría ahí, con grandes vestiduras y robustas por la abundancia infusión de agua del manantial que hace de cordón umbilical entre el cielo y la tierra. Ha pasado mucho tiempo y las dilataciones superficiales que ha pasado la hormiga se han perdido en su cuenta por las repeticiones, confiesa su cansancio se torna confuso, inquietante sus ganas que martillan su cabeza invertebrada con las heridas labradas anteriormente, sus finas patas agujales titilan como el fluorescente que a su vez sirve como sol y luna al mismo tiempo, en ese mundo que en vez de reducirse tendiese a agrandarse cómo si el destino le jugara una broma lúgubre. se queda quieta ante la presencia norte de una alucinación de nubes y sol.
Crujiente se hace el viento norte al quebrarse con el roce que produce una pisada de zapatos negros, el miedo da vueltas sus ojos y la convierte en un producto de la forma y espacio perdidos, no sigue adelante por lo desconocido, da una media vuelta militar sin disciplina he intenta volver a lo conocido, a lo cotidiano, cuando otra pisada de contramano la hace contener en una baldosa insípida e incolora y sus tripas chillan cuando ella escucha como las hojas cóncavas y convexas la sonríen en la bienvenida de la muerte que le entrega un abrazo maternal... y sonríe.

se viene el cuento: el Paseo de la puta y el mentiroso.