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domingo, 30 de marzo de 2008

Domingo de pascua del 2008


Soborne al tiempo en una media hora de olvido, la noche se torna azul y criolla, un domingo santo del 2008 en silencio y soledad, de viento puritano y malos pensamientos, dispersados en el dormitorio con aroma a pinturas con los restos de diferentes tonalidades y acciones químicas inconclusas. Lo soborne con un par de monedas de oro sucio y un pañuelo de recuerdos anteriores que contenían lágrimas secas y rastros de desechos personales, como lo son las lágrimas en si y sus consecuencias fisiológicas durante su prolongada estadía, como quiso esa noche. Recordé a un Dios y sus rituales populares, y que todo era parte de un gran circo que siempre orquestaba el mismo repertorio, tocando el mismo instrumento, mientras un títere miraba el ventilador dando vueltas y gimiendo su compostura. Recordé al cigarrillo que entrelazado entre mis dedos moría, moría lentamente y que si pudiese contagiarme la muerte, ese era el momento. Recordé que daba mucho más de lo que recibía y que las tendencias de la moda son los que nos hacen ser o figurar lo que somos en la sociedad, que no importa mucho cuan bueno uno sea, siempre esta participando de las estupideces de ser catalogado por los demás, que los daños y prejuicios de antemano, son uno de los deportes mas practicados por los seres humanos, que la arquitectura es un arte impuesta al usuario y que se hace contenedor de almas insatisfechas donde la ciudad se ahoga en su mismo grito, que es dictatorial como la hipocresía maternal disfrazada en fines de semana compuestos de paseos y limpieza. Recordé lo harto que estaba de extrañar y rozar tus manos y que esta ausencia solo fulminaba cada poro perceptivo de mi ente, que el sepulcro es común para todos, que la muerte nos espera sentada en alguna parada de micro de esta ciudad vacía, vacía como los ideales perfectos de parejas perfectas, que cuando hablan de amor se sienten invencibles, y que al día siguiente todo desaparece, y el dolor se propaga por las venas hasta estallar en borracheras de despecho y noches sin sueños, que cuando todo acaba siempre hay un comienzo, y que los comienzos siempre huelen igual y saben a lo mismo. Recordé a Elvio Vera que se hospedaba en el sanatorio y supuse que se convertiría en un duende para poder venir a visitarme y así lograr que olvide recordar, en una conversación tacita llena de magia y argumentos literarios…de cafés en tazas chicas y humos de tabaco bailando en cabaret solitario, que sus palabras aniquilaría mi tristeza bajo una palmada de amistad.
Recordé al tiempo, ajeno a mi. Recordé que las tragedias se repiten en la constancia de la línea intemporal de la vida, y que mas que azar todo es decisión de cada uno, y que cuando uno desea 1+1=1, recordé las viejas latas de cerveza post cancha y las corridas buscando dañar al color contrario de turno, al éxtasis del grito eufórico del gol a los 45, y al abrazo que lo sigue con algún extraño de malos olores, y esa adrenalina que explota en mi cerebro al tirar una piedra a los agentes del orden “impúdico” Recordé lo poderoso que me siento cuando pienso en mis metas y sueños, en mis actos diarios para lograrlos, y recordé de que servían en una noche de domingo de pascua del 2008. Recordé que tenia muchas palabras que darte, muchas cosas que comentarte. Recordé la última poesía que escribí pensando que la eternidad se configuraba en un papel para evolucionar en un murciélago de mira telescópica revoloteando en el cielo opaco de viejas manías y costumbres ilusas. Recordé que todas las aguas terminan en el mar, y que los rituales de los cuales conversábamos nunca van a pasar, recordé como las añoranzas burlescas, penetran y pican el corazón desvalido de este hombre que quisiera difuminarse en alguna pared furtiva, recordé las conversaciones y raptos de las horas contigo, y las miradas secretas que congelaban al fuego y nos pertenecía como tal dueño, recordé la canción que habías prometido cumplir y el no cumplimiento de ella, que sonaba ya extinta para mis oídos sin ningún sentido o motivación motriz. Recordé la oportunidad perdida de irme a otra dimensión y de ser yo mismo, de recordar solo mi mano en soledad con el lápiz y el tenor italiano que retumbaba el bafle queriendo fugarse de el, como yo, de mi corazón. Recordé que la libertad es solo una expresión momentánea y que vivimos en una gran jaula de barrotes invisibles donde las torturas son tan constantes que creemos olvidarlas, en una noche de un domingo de pascuas del 2008.

HOY, SIEMPRE

HOY, SIEMPRE
Relámpagos que consumen al hito
Saber que en las sombras nace y crece una trova
Que con su silencio raspa el alma solitaria
De las figuras que se exterminan en mi mano
Y sus cenizas se esparcen en mi alma…
Como si supiera ya antemano

Que las flores de la primavera nunca llegan a mis
Bríos, que las tormentas son solo paseos unipersonales
en busca del diablo y la muerte, de vino y arenales

De las tragedias autóctonas antiguas
Y de una cámara fotográfica que llora
Imágenes en segundos, que la rueda sigue
En círculos y que el cuadrado se incrusta
En un polígono que intenta huir
De este dolor tan sucio.

Ya no recuerdo tus muecas ni tus besos,
Menos a que sabia tu aliento…
La soledad conquista al cielo perpetuo
Cansado en el acto de sermones inciertos…

Relámpagos como tus palabras de amor eterno
Desaparecen en conjunto al viento cuando yo aun
Encierro inútilmente tus gestos
y tu nombre hoy grita en mi piel,
se estampa en mi hombro algún amanecer

Que relámpagos consumen al hito
Las palabras pronunciadas ya no tienen sentido
Ya no creo en ellas.
Ya no creo en tus pasos junto a los míos
En esos paseos donde lo mas pequeño
Parecía el abismo.