ENSAYOS + POESIAS + CUENTOS + Anecdotas

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viernes, 25 de septiembre de 2015

El Ake invertido. - Cronica UNA akapete

-Ake, atendena que no nadie te vea

- epicaa pue

Las sombras descansaban inertes sobre el asfalto con olor a azufre, el viento tosco del norte se deslizaba  con cadenas arrastradas en tus iras deseosas de venganza,  la calle aun con perezosos  caminantes, iba arropando a gotas, la  nostalgia de aquella  mano que tomabas  soñando, levantando el puño de la desobediencia, llevando la bandera contra en del sistema que incrustado en el pecho, te imponen todos los días de tu vida. Muchos caminos llevan a un mismo sitio, muchas voces hacen una canción un himno, y todos aquellos sueños acumulados hostigados por la misma frecuencia que titila bajo la corrupción de no solo 50.000 cabezas, el numero que devora el sistema  somos todos, cada uno lleva una marca, un lugar,  una etiqueta, y en cada metro cuadrado de esta tierra roja como el alma juvenil, esa que arde con pasión y desencanto,  frente al espejo de lo que no quiere verse como una  parte mas, aquella que quema  la mirada del corrupto que intenta desviar la vista, que traga voraz y descontrolado  del  peculio, ese que al ruin lo hace señor , y que vita a cambio de lealtad desleal  a sus peones.
Hoy las sombras ya no descansan inertes  sobre el asfalto con olor a azufre, el viento tosco del norte ya no trae cadenas, y en la calle hay ausencia de perezosos caminantes, a cambio hay gallardos pechos que sudados y hambrientos de espíritu, le dan la espalda al sistema  que nos uso sin piedad como sus putas durante 135 años.
Así como la situación de la UNA , son los que imparten justicia, son  ministerios, municipalidades, gobernaciones, institutos, ong’s , El Congreso y  absolutamente todo lo  que venga del Sistema que nos obligan a seguir y ser parte del circulo disoluto que trabaja gracias a la pasividad de una sociedad permisiva.
 Hoy,  en la UNA , el deseo se hace acción , y con quimeras y nostalgias,   funde a hierro encendido,   como  el bastión,  que si los paraguayos queremos realmente un mejor país, para nuestros hijos, para nuestra vejez, para nuestro estar vivos,  deberá multiplicarse extensivamente hacia la corporación que la mantiene en pie .  Ellos ya lo saben. y ya recibieron la primera akapete. Vos debes darle la segunda. 

-Ake, ya vienen, Apaga la Luz   

#UNAnosecalla 



jueves, 24 de septiembre de 2015

Ruptura

Mientras la arista roza tu piel cerada, 
mientras tus callos tocan la simetría repasada,
mientras las juntas luchan abrazadas,
mientras tus ventanales ilustran tu alma,
mientras el gorjeo de tus columnas gritan 
asomadas,
mientras tu y yo, somos molduras 
fusionadas. 

mientras te veo ruptura, alocada. 

sábado, 19 de septiembre de 2015

5

Hay naturaleza muerta en el gesto de tu risa,
Paseo por ese  vació lleno, que eriza, y tu  con la
la piel  camaleón , como trizas,  el tiempo calla
hasta que hipnotiza

Es esa  frontera inútil de los vestidos puestos,
Y aun con tu cuerpo que denuda el pretexto,
Para ti va este texto,  aun con la presencia del
enorme pájaro transparente  que te cobra
las gabelas de antes ,  de infieles  pies que te llenan aire..

Ese que  te surca sobre el pecho, antes de tu risa,

De naturaleza muerta y tus ojos que hechizan. 

5

viernes, 18 de septiembre de 2015

Lo kachiai de Hoy


Los paraguayos no aprendemos de la Historia. No quiero hablar de ella, aun porque la verdad que no sirve de mucho , desde atrás para adelante,  en una sociedad kachiai, doble filo y ñembotavy, esa cronología no sirve. Lo sabes nio.  Pero que entendemos por Cronología? del griego chronos, 'tiempo' y logos, 'estudio' es la ciencia determinada cuya finalidad es determinar el orden temporal de los acontecimientos históricos. Pero de que Acontecimientos Históricos hablamos en Paraguay? Nosotros no somos Históricos,  nuestro rango de memoria se limita a un par de meses e inclusive días, donde mueren lánguidamente un conjunto de sentimientos superficiales, como gusanos esparcidos en la carne de algún perro asesinado en acceso sur,  visible para algunos pero olvidado por todos,  opacandose  unos a otros, pisando sus cabezas sin pies y manteando sin manos,  sobreviviendo en el ciclo de la vida , arrimarndose al frio oscuro de   una caverna llena de cuadros sin luces, sin que el arte sea expuesto, sea manifiesto, sea vivo, aun en la linea inerte de la vida misma.    
Despreciamos la experiencia anterior sea , preterito perfecto compuesto, preterito imperfecto, pretérito pluscuamperfecto, preterito simple …   pasado.. pasado, no es un factor leal en nuestros corazones, no es un catalizador de explosiones y acciones directas. Son solo momentáneas, como la pequeña sonrisa de la  cajera del banco, fría y útil mientras te entrega la plata. Y la tuya también .
Pero como no hablar de Historia! !!! Hace 30 años las movilizaciones fueron esporádicas, el Decano de una facultad ya tenia en su bazar grandes denuncias de Corrupción en  el 2001 y 2005, cuando todavía no boludeabas tanto con el Teléfono y el Whatsapp no existia, Cuando la transición a la Democracia todavía parecía eso y uno un todos contra todos, cuanto todavía estábamos juntos unos con otros y no sabíamos que el destino nos alejaría para siempre por medio de la muerte.  Pasaron 10 años de aquel mes de tumulto y movilizaciones que condenaban a lo que hoy es Rector, increíble no? No por los 10 años sino por, como demonios llego a ser Rector!!!?. En esos 10 años se desvanecieron la memoria y los corazones de muchos. Incluyendo los míos. Solo espero que hoy, 2015 el caída al abismo tarde un poco mas.
Cito unas palabras de un gran genio, Don Helio Vera  “La modernidad es incompatible con el imperio de lo kachiai. Son términos antinomicos. Ambos no pueden convivir en el mismo espacio, porque se excluyen mutuamente. Aquella es una amenaza extranjerizante que, como el coludo cometa Halley, aparece cada cierto tiempo sobre Paraguay. Por eso se anuncia con bombos y platillos, se acompañan sus pasos con radares y telescopios, se celebra con himnos, banquetes y festivales, DESPUES, claro esta, se va, dejando una estela  blanquecinaque se desvanece en la tenaz oscuridad de la estratosfera. ES que ambos – lo kachiai y lo moderno. No pueden convivir dentro del mismo territorio y su relación sera regida siempre por la hostilidad. Donde avance uno, el otro retrocederá. Pero en el conflicto, el kachiaissimo llevara las de ganar, por su larga experiencia en tintas y tretas, en trampas y disfraces”


 Yo quiero Halley permanentes. 

martes, 28 de julio de 2015

Sofisticada Soledad (relato completo)

SOFISTICADA SOLEDAD.

Librería con olor a viejo, titila el hábito cortesano de sus invitados, colados, como el fluorescente del cartel de la calle, que caía muerto, que ironía, era un julio frió, donde la gente usaba la única campera gruesa de corderoy comprada en verano, en alguna liquidación de shopping Asunceno, tal vez para algún viaje hacia el sur que nunca tuvo salida, o simplemente para rellenar esos espacios vacíos de ropero y profesar a tener más. La calle era de todos,  volaban estáticas bufandas prolongadas, multicolores y pavorosamente gruesas que formaban parte del cuerpo trepadas como serpientes vivas. Ingrese tácito como siempre a la Librería, en realidad siempre ingresaba como fantasma a las tiendas y lugares públicos, espiando y jugando a ser espiado, mis pasos eran consecuentes y parecía siempre saber hacia dónde iba, cuando en realidad, era que me encontraba perdido desde el cruce de los detectores antirrobo y guardias de seguridad.
Escondida entre las paginas amarillentas de los libros de compra-venta posaba como estorbo, María, una chica risueña y fina, de cabello castaño y lacio, que leía a García Márquez en la misma plaza a la misma hora todos los santos días, y en los endemoniados también. Sobre ella posaban pósters de ediciones de la década del 50, alguna que otra foto ya despintada de algún héroe de guerra, frases fanáticas de lectura, y sus consecuencias, acompañadas por caricaturas de escritores latinoamericanos que nadie conocía por rostro. Vestía formalmente y de colores oscuros, cualquiera diría que era fanática de alguna de esas iglesias llena de tarados esquizofrénicos que ven un punto en el cielo y en masa se prenden fuego y no era lo suyo Cosmopolitan. La Pose del  librero, era un hombre anciano que propagaba aroma a polilla y masajeaba una esfera de goma amarilla que lo ayudaba a circular la sangre por su ya desbastado cuerpo bizantino, bueno a todos nos tocara. Era pétrea.  Solía darme cuenta de cómo miraba a María, con desconfianza y de reojo, con placer y sometimiento. Sentía celos y los libros se convertían en armas letales, en mi cabeza. María rozaba sus manos buscando encontrar la energía de los libros sin descubrir sus palabras impregnadas, olía siempre a libros y a papel de arroz, exquisita, de una mirada tiernamente conmovida por la última novela de amor que posaba todavía en su cama de sabanas blancas y ositos de peluche, quizás su única compañía desde hacía ya muchas noches, pensaba. Sus movimientos parecían practicados y perfeccionados, desde el de sus dedos finos como agujas hilando las hojas de pergamino, hasta el de sus pies que jugaban al tobogán subiendo y bajando, con un estruendo aparatoso del cartílago del tobillo, le producía cierta satisfacción, se notaba que era el único deporte que practicaba.
Yo parado, detrás del escaparate con la misma revista de ayer, intimidado por los libros gruesos y discos de vinilo que ni el más sordo de los hombres escucharía, no porque eran de malos autores o por su contenido, sino porque su calidad se había diluido en el tiempo de revoluciones tecnológicas, tenía el mp3 encendido en el bolsillo que gritaba su presencia entre mi pulóver azul marino y mi bufanda negra, repitiendo el eco de la melodía del chill out retorcida con tango y blues, y el eufonía se dirigía a María, sin medida.
Solía ocurrirme que siempre parado allí, en ese metro cuadrado perpetuo, “sonaba” el teléfono móvil agitándose entre mis piernas, siempre a la misma hora, siempre la misma voz, y siempre la misma respuesta, el mismo tono, el mismo buzón de voz. No contestaba por temor a encontrar la atención de María, era feliz en esos 15 minutos de transparencia, disfrutándola. Además que era caer en un recurso fácil para que me observe, aunque siempre se me batían los músculos del muslo y era una sensación desagradable para la ocasión y el momento mágico. En momentos solíamos cruzarnos la mirada, y mi corazón se aceleraba como pique en pistas clandestinas y no solía frenar en las curvas, quedaba perplejo y anonadado, encantado, desviaba la mirada hacia la misma revista de ayer, tan aburrida tan desapercibida y volvía al punto de partida. Conquistaba las pocas palabras que asimilaba dibujando con los ojos la figura de María, su rostro sus manos sus pies. Como un ñandutí azul tejía mariposas alrededor de ella, la hacía flotar de entre los libros y recordaba el mar que yacía desde hace tiempo en mis recuerdos y que absorbía el invierno aparente de la calle trasladándome a alguna playa paradisíaca del Pacifico, tomados de la mano, María y yo. Despertaba con el chasquido amorfito del librero, y con los ojos para adentro discrepaba el hecho de hacerlo de esa manera, y cazaba con la mirada todo el perímetro de la librería, cuando denotaba el Plas! de la puerta de ingreso. Y la ausencia de Maria.
PARTE II
En uno de esos días tropecé con el anciano en su búsqueda, y este, aulló al presionar los dedos de sus pies con mis zapatos de gamuza beige como las paredes de la librería, obviamente quede a palmearlo por la espalda mientras arremetía contra mí mismo por ser partícipe de ese accidente, en voz alta tratando de humillarme para que el librero quede satisfecho, pero en el fondo no importaba mucho ni el pie del anciano y mucho menos humillarme repitiendo que tonto soy. Salía buscando su aire, ya sin esperanzas de encontrarla en la playa que se volvió calle, respiraba al invierno, confuso y sutil. Fui caminando tomando el camino más largo a casa, imaginándome su rostro en cada faro del alumbrado público, cruzando avenidas y calles perdidas, como inventando ciudades y a sus habitantes.
Al llegar, a la casa, frente a la puerta, sentí el zumbido de la realidad que me descoloco en las persianas semis abiertas mirándome desde adentro, y se abrió sin darme cuenta, cuando veo a Soledad, decir, - Te llame, y no respondiste, como siempre.

Con las manos en la cintura y vestida con el camisón azul con flores amarillas, solía ocurrirme que la imaginaba en medio de un circo haciendo piruetas para viejos verdes, que tiraban billetes de 10 mil guaraníes en busca de su satisfacción visual.
Respondía generalmente con paciencia y de un tono de voz amable y sumisa.

-Es que venía en el micro 23 y no escuche, mi vida
-Esta bien mi sol, confesaba con complacencia.

Sin contenido sin alma, sin ruido. Solía seguir prontamente con un beso lleno de pasión más que de amor, ella sabía que en noches como esas convertíamos el dormitorio en un campo de batalla, en una lucha de a dos, sin tregua y sin descanso, en mano a mano sin ellas, convirtiendo la cama en el ring principal, pero no en el único. Creo que por ello nunca me ha puesto entre la espada y la pared con respecto a esa rara manía que tenia de desaparecer ese tiempo. Quizás estaba satisfecha corporalmente más que emotivamente, quizás estaba como yo, y ella también tenía sus momentos de disolución de esta relación intrépida y sensualmente feliz por fuera. No es que no la quería, la admiraba, era hermosa y una buena madre de clase media, pero no satisfacía las inquietudes de mi corazón, si lo hacía en la cama.
Generalmente después de hacer el amor con Soledad, nombre del cual su madre se había arraigado después de haber tenido una decepción amorosa en la década de los 70 cuando el auge de los hippie y el boggie andaban correteando a escondidas por las calles de la Asunción “de naranjos y flores”, de caperucitas rojas y grupos esporádicos de comunistas leninistas. Comía, si, el hambre era una de esos placeres post-orgásmicos que tenia, eran varios pero este era como el de más intensidad. Me sentaba sobre el mueble de la cocina viéndola prepararme algún que otro sándwich de tomate y queso con la camisa azul marino que había usado en mis horas laborales que tiernamente fue transmitida hasta ella para que los vecinos no notasen las pecas de sus senos, su piel irradiaba la suavidad como hecha de seda y tulipanes rosados escondidos celosamente en jardines occidentales, con sus cabellos húmedos caídos hacia la frente, se veía tan sensual, tan mujer.
Retuvimos mucho la transmisión del calor de nuestros cuerpos así que el frió ya no luchaba en adentrarse en nuestras médulas. Compartíamos ese momento mientras ella tomaba un vaso de agua de la canilla, mirándome, hablándome con los ojos, llenos de deleite. Sabíamos que todo se reduce a unas horas a un poco de pan, a la luz que ensucia el amanecer en el secreto del silencio que envuelve las escasas razones, los pequeños infiernos. Los días eran recurrentes a veces, jugábamos a ser una familia sub. Urbana en meriendas y cenas con amigos y sus parejas correspondientes, vaya, que eran cenas, donde dominaban mas vinos y cervezas de diferentes marcas, nacionales e internacionales que comida, terminando peleando y deseando a la mujer del otro. Gracias a la apertura de los sentidos por medio del alcohol.

Ahora bien, retornando  a lo hermoso,  el rostro de María era la que dominaba todo el circuito de mi mente, a pesar de esos momentos de ensayo de familia en una escenografita compuesta y casi sofisticada. Los fines de semana eran eternos, no sucedía como ocurre con muchos paisanos míos citadinos, que lo único que deseaban era que el fin de semana se prolongue aun mas para reforzar los instintos carnales y viciosos, a veces en el afán de reposar por un rato mas y despertarse a las 12 del medio día para frenar lo cotidiano, lo robótico, yo deseaba adentrarme a un vulgar lunes y saber que de allí en más tendría mis encuentros clandestinos durante 4 días más con ella. Ansiaba el mar de micros y personas sudorosas que aromatizaban el ambiente en un javorai (mezcla en el idioma guaraní) de perfumes falsificados y a cuerpo. Sabia aun que el sentimiento que me ubicaba junto a ella era solo el hecho de pensar en ella, y que nunca, el destino nos uniría en aquel paseo por la playa paradisiaca del Pacifico. Quizás en algún momento fuimos uno, pero no era suficiente mis reverencias hacia ella para seguirla y hacerla volar, pensaba en momentos de ira y cuando no la encontraba.

PARTE III
La imagen retumba en el interior silencioso del alma y de la Librería, los oídos parecen comprimirse hacia las paredes donde posa el alma y Cortázar, rasgan las virtudes de los dioses que posan sobre la mesa de luz de noche vestida de mesa de Lectura, de la habitación que posee una ventana vacía a la bahía de Asunción, que era la sala de Novelas, donde la luna acaricia con desengaño al agua quieta del verano Rio, aun sometido al retumbante sonido de la noche posterior a esta locura, aun sumiso al olor de ella en mis arenales de nostalgia, nostalgia inútil que se transforma en ira, y la ira se transforma en un juego, donde al azar, va eliminando jugadores arrancándoles partes de sus miembros imaginarios y convirtiéndose en dragones chinos asesinos. Era la Librería sin dudas el lugar de nacimiento,  La imagen de una madre que vira mirándote mientras paseas por el departamento de Ventas  contando las baldosas y buscando detalles constructivos, de arista a arista yendo a algún que otro encuentro clandestino, una sociedad de altos niveles de estradiol, de fugases intereses mediáticos y una infinidad de toneladas de mediocridad cibernética, mientras dos chicos sentados en el área de lectura dejan los libros mientras sonríen frente a sus Smartphone y consumen el Wifi Gratis, son de tribus inventadas para sofocar las ataduras constantes de los nostálgicos como yo. Toc, toc, escucho retumbar la madera mientras me sofoco en los pasillos, el eco se incrusto en mi cabeza como si me pegasen con un matillo de ideas, de colores bonitos y formas fantásticas que se deforman como las palabras, María, parada frente a mí a 30 cm de distancia, su puño cerrado rojizo en los nudos después de  golpear la madera Caoba, su voz, aquella voz 
-Hola, ¿ puedo ayudarlo?
La mire como de reojo, con desconfianza, buscando el lado de la broma, se me erizo la piel y mis pupilas se inyectaron con lagrimas humedecidas  que pedían salir, que emoción carajo, me dije a mí mismo, la dirección del viento de su hola me convoco todas mis sensaciones, ella y yo, juntos en palabras, bajo el mismo metro cuadrado.
Di media vuelta y al vacio fui.
De seguro me recuerda en sus horas de morriña falsa, de noches donde buscan un trocito de mi alma, pensé al cerrar la puerta vidrio de la Librería.

SolEDAD (relato completo)

Soledad
-Ey! - irradio con un espasmo de saliva, salpicándome la frente, y con sus ojos marrones propuso un desafió informal, exagerando la apertura de sus pestañas,  curvas y largas con la asistencia de una mueca instantánea, denotaba que practicaba frente al espejo del baño de su dormitorio en suite en noches de insomnio. Su bata sobre el hombro caía hasta las rodillas arqueadas, revelaba una historia ya cotidiana, universitaria, vestida con soltura o intentando serlo, su postura agresiva y decidida. Nos habíamos cruzado por casualidad en una manifestación estudiantil donde se proclamaba la aprobación del boleto universitario, en varias ocasiones y compartíamos el mismo aire escuchando sermones antiimperialistas vacios de actos, con personas que hacían selfies para compartir en las redes y empezar la carrera de los Like’s.
El día lucia como uno de igual sabor a los demás, con la pequeña nacionalización del sol que conquistaba solo esta parte geográfica del planeta, enfocando toda su furia calórica sobre las calles de Asunción, que se perdía entre los chillidos de los motores japoneses y el murmullo de personas que chismosean sin prólogos  tan pocas vidas hablado por muchas.
Así la siesta de otoño parecía derretirse en las ventanillas astillables del  Bus de la línea 23, Bus de lindas personas por cierto, que tenía como itinerario Lambaré - Zeballos Cue pasando por la avenida España, era allí donde mejoraba la raza. Infinito el interior, proponía el paseo de más de dos horas sin que uno tendiese a quejarse por los avatares de su duración, pasa que, en una ciudad tan pequeña como Asunción, sus habitantes y usuarios se quejan por las tramos que deben realizar para poder llegar a destino o al inicio del sus tareas. Explicable tal vez por ese sometimiento al automóvil y la comodidad ridícula, pensaba y arremetía un insulto como cúspide a tan buen análisis.
-¿Si? Sorprendido y desanimado respondí con cara refinada de cutis moreno mojado no solo por su saliva sino por una pequeña y sutil capa de sudor regalo del medio día de un viernes de fila de banco y relevamientos, incumbí la mirada que ella tonificaba a la vez, y el momento pugilista se entrelazaba entre miembros superiores que enganchaban al equilibrio físico de los demás usuarios para que estos no sigan derecho en las curvas.
Iba Vestido ligeramente pero sin dejarme ver lo cachafa  (1)  que la costumbre había moldeado, es que a mi edad poco y nada importa trasmitir el maquillaje de la que sociedad inducía premeditadamente, para aparecer en Rincón Vip (2) o hacerme el coqueto para que alguna chica “in” se fijara en mi, tipo, YO era posterior de bermudas bajo las rodillas  o sandalias romanas con pantalones de vestir semi gastados de tanto refregarlos al  piso, debo admitirlo, me gusta el piso. y no niego ni retumbo para crear una falsa actitud hacia la vida, pensaba.
La mirada permaneció como el inicio, congelando el tiempo como lo hacen los perros (3) cuando estrangulan al control remoto del televisor cuando ya el “mbarakaja”(4) pila se le ha terminado los electrones y protones y siguen apretando Power en busca de la magia del encendido, lo miran tratando de entenderlo y encontrando alguna solución enfática o juegan a ser grandes ingenieros electrónicos, hay situaciones que se mejoran con el tiempo, creo que una de ellas es esa conquista.
-¿Me podes decir la hora?- suplico cambiando la cara y haciendo el típico gesto de palmearse la muñeca derecha sin la existencia del aparatejo ese, tambaleándose durante el trayecto común hasta ese momento.
- 14:30, y una sonrisa.


Se lo dije casi sin mirar al reloj, fugaz tenaz inmediato, como si se tratara de una sargenta del 7mo. Regimiento de la Aviación Paraguaya y sonrió realizando movimientos con la cabeza de lado a lado, el inconfundible gesto que acompaña el “ok”
Si bien los hombres tendemos a que cuando una mujer se nos acerca es directamente para tener algún tipo de contacto sexual, festivo o placentero, es estandarizado ese pensamiento gracias obviamente a que existen las mujeres-relámpago que si tienen esas intenciones, y que generalmente cometen “esas” ganas sin preámbulos ni vueltas y cuando uno se da cuenta ya esta partiendo la cama en algún motel barato céntrico o lambareño (5) o si se vive solo, en la propia, no es por juzgarlas pero por ahí viene la cosa. Vivimos en tiempos rápidos de bombachas y calzoncillos flojos. Los de mi generación éramos o somos mas partidarios del romanticismo y el amor, de esa versión lucida y lumínica de ser uno de a dos. Los Romeos y Julietas de perchero.  Hoy, es difícil proyectar esa idea.
Me sentí fuera de peligro. En ese momento el usuario-persona de al lado se había quedado dormido, su cabeza reposaba en la ventanilla, rastrillaba el vidrio con sus cabellos de peinado de oficina, y de vez en cuando, con algún bache inolvidable, emitía el sonido del choque entre ambas materias, sacando a la luz algún alma simpática que reía por ello, entre ellos la mía y la de ella. Luego de un par de minutos conectados con algunas miradas ocasionales, el bello durmiente se había precipitado en la salida del asiento doble para tomar la cuerda que hacía sonar la señal de stop, se notaba que se había pasado un par de cuadras, y se lanzo a la jungla blanca de la ciudad, ella tomo su lugar estirando las piernas, asaltando el lugar disponible, abriendo el camino de la comodidad de ir sentado en un asiento de fibra de vidrio anatómico brasilero, su cadera rozo mi hombro derecho y su bata se atasco entre mi cinta métrica y el book  que llevaba conmigo.

-Devolveme eso- desencajó con voz de seria solo respondí con una sonrisa y un “Toma” con indiferencia.
Permanecimos ambos inquietos antes de que ella haga un movimiento de cabello, donde uno lo repite en su mente como en cámara lenta viendo sus facciones cambiando en milésimas de segundos antes de clavar su mirada de reojo hacia mi persona. Son esos momentos donde se mezclan la belleza y el antagonismo. La mire fijamente como con valentía
-Emborrechemosnos con la ciudad, le dije con sinceridad.
-Dale,  estruendoso y tomo mi mano sin beneplácito, como sabiendo de antemano la invitación sin raciocinio
Hablamos del bien y el mal, del tránsito y del tiempo, de la revelaciones esporádicas en horas de soledad y de normas estandarizadas, de perfiles de actuales artistas contemporáneos, de música y sus consecuencias con la mezcla de la bebida espirituosa, de las imágenes cotidianas que nos hacían tan común como una fotocopia en una revista que son siempre iguales, aunque cambian de protagonistas. Del amor y el odio, de medicina y arquitectura, y la mezcla de ellos, de amores pasados y fracasos que en realidad eran éxitos, gracias a que ambos nos dimos cuenta de que nos salvamos de mentes esquizofrénicas y de falta de equilibrio o que nosotros mismos éramos ello. Corrimos sin vergüenza entre personas con trajes y bolsas de compras, entre personas que aman la moda y la pinta, de peinados raros y anteojos pseudos-intelectuales con una falsa personalidad, montamos al león de la Plaza de los Héroes, escalamos las calles paralelas y perpendiculares sin orden, ella por un lado de la vereda y yo por el otro, cantamos Ojala de Silvio Rodríguez mientras un bandoneón sonaba entre los dedos ya casi muertos del anciano protagonista que esparcía melodías por monedas, compartimos una botellita de agua descartable sin miedo a nada, nos recluimos en la ciudad hasta que el atardecer bañaba los pocos edificios en altura existentes, y los últimos rayos del sol se escabullían entre los espacios desocupados que dejaba el follaje de los árboles bañados de hollín, invadimos un banco de la Plaza Uruguaya contando las palomas que poco a poco migraban a los zaguanes mientras hablábamos sobre la meditación y de la defensa del socialismo, de Cortázar y de la calidez de hacer el amor por las mañanas como humanos sin maquillajes, ¿qué somos? O que uno aprende a serlo cuando los errores de la vida son las picanas diarias de no repetirlas, las que nos recuerdan que por mas bueno que uno sea siempre comete errores, y que a veces es mejor ser un villano que convertirse en uno. Por que cuando uno es bueno y comete un error es más que un villano.

Me pregunto porque estaba solo y respondí con sinceridad, dije que no encontraba alma alguna que se apegue a la mía, que produzca tanto como yo, o que no lo mantenga, y que sobre todo sea compañera de vida, no necesitaba más, que eso, que una compañera de vida, generalmente y no me quejo, tuve compañeras, pero en trayectos de la vida, y como no soy catalogado por las suegras contemporáneas conservadoras era difícil intervenir en un mundo donde uno no decide solo, sino deciden muchas personas detrás de ellas,
Revertí la pregunta a ella y respondió con sinceridad, dijo que todos somos parte de una lista, y que simplemente a veces estamos en el primer puesto, otras en el segundo, y que estaba cansada de ser parte de una lista.
Me dio un beso rozándome los labios y dijo
-Ya es tarde.
-Lo sé,  asentí con la cabeza.

Recostó su cabeza sobre mi hombro con clamor, recordé una vieja frase de mi padre que había dicho a mi madre en su cumpleaños, “Viajemos sin estar en ningún lugar” y tome su mano, sin permiso, y le susurre al oído
     -Te acaricio el cabellos intentando captúralos entre mis dedos finos mientras pronuncio como te deseo, me acerco a ti en una vertiente milimétrica colocando mi pierna entre las tuyas y compartiendo el mismo aire, lo hago contra la pared que debido a la presión cede un poco y se desplaza todo el dormitorio, mientras abro tus brazos entre mis dedos y los separo de tu cuerpo, atajándolos fuerte mientras rozo mis mejillas con las tuyas en movimientos verticales y horizontales, lentamente hasta marcarnos el rostro, lo recorro con mi boca, húmeda recorre por partes tus labios, mientras presiono mi dientes en la última parte del labio inferior... estirándolos hacia mi, lo hago acompañado con mi nariz, desde tu frente hasta esos pequeños lunares que posan inadvertidos, incluyendo tu nariz... y te huelo los ojos pestañas con pestañas..Te invento unos labios de miel donde te bese… Te desvisto sin prisa pero con torpeza, desnudándote un poquito mas que siempre., sin dejar de besarte, te voy quitando la chomba (así lo imagine, se supone que es tu pijama) mientras sonrojada colocas los brazos hacia arriba dejas con un poco de vergüenza que lo haga, mientras te quito la ropa te rozo los labios por el cuello mientras te quito el sostén mientras lo devoro, rodeándolo,  y dibujando figuras geométricas inexistentes,  subiendo de nuevo hasta tu oreja izquierda, el mismo recorrido hasta tu oreja derecha, dejándote escuchar el susurro de mi respiración acalorada, hasta que seas solo pie, hundo las puntas de mis dedos en tu espalda presionando hasta llegar debajo de tu piel, te muerdo el hombro, voy de hombro a hombro,  pasando mi boca por cada hueso de tu clavícula, descubriendo otros. Hasta formar una línea zigzagueante tacita,  lo hago por todo el dormitorio. Te transporto a la cama, y te acuesto sobre las sabanas sin soltar tu boca, tomo tu cuello con una mano y araño sutilmente tus brazos hasta tus manos, dejo que nuestras piernas se enreden en un bosque infinito y tácito, y nuestros pies se besen en estiramientos guiados por mi muslo,. de unos movimientos pendulares y sin permiso, dibujo con mi nariz el contexto de tus pechos sin tocarlos, recorro cada rincón de tus costillas estirándote la epidermis con la boca , cuando llego a tu ombligo, y lo muerdo, lo voy soplando a su alrededor  con un casi contacto, permanente, nos arde la sangre que juega a fluir en un viento liquido de verano siguiendo la energía de Hungarian Rhapsody de Litz que mata el silencio, mientras me deslizo sobre tu espalda desde la nuca hasta tus tobillos, de norte a sur, de este a oeste, diluyo mi sudor con el tuyo y se hacen uno, hasta la magnitud de un mar de dormitorio, mojados en un paseo irreal de lugares exactos, te marco con ardor la piel, en movimientos de humos y vapores de rotaciones ciegas llenando los espacios vacíos de la cama hasta ir donde convergen tus ojos de orbitas irregulares. Recorro con mi lengua tu vientre explorando cada poro con restos indecisos de presiones escuchando el latir de tu pulso que se pierde en el rubor tenue de la vela blanca que nos espía, muerdo los huesos de tus caderas, y mis manos resbalan por cada parte de tu torso mientras tus pies tiembla de intensidad. Destrozo los soportes de hierro de la cama hasta llegar al piso, en interminables repeticiones entrecortadas con innombrables sensaciones acariciándote la risa y los gemidos encontrados en infinitas formas y poses inventadas en el dormitorio. Sin instrucciones claras.
Llegamos a la quietud de los movimientos y te visto solo con mi cuerpo mientras te abrazo en un despertar sin tiempo. Interrumpe el Dialogo mío y  dice en voz tenue como la ira de la luna lejana que bordea su rostro simétrico
-Tal vez mañana en tempranas claridades te sienta de repente al despertarme.
-Tal vez, pero mañana ya no estaremos en el mismo trayecto.

Me plante en mi decisión de quedarme a terminar el día en ese banco pagano mientras observaba sus piernas curvas alejándose, perdiéndose en el horizonte irregular de las calles céntricas de Asunción
Y dije en voz baja – Allá va mi Soledad.
FIN

(1) cachafa : Sinónimo de  Desaliñado
(2) Rincón Vip : Espacio Social en una Revista de mayor circulación perteneciente a un Diario Local (ASUNCION)
(3) los perros: Sinónimo de  Los amigos, los muchachos
(4) mbarakaja: GATO en idioma Guaraní, en referencia a una marca de baterías
(5) lambareño: Oriundo de la Ciudad de Lambare 

Mañana

Chilla la aurora que se parte en el vidrio,
la ventana pulsa el diámetro morbido y afligido,
que aun inerte, su cuerpo mata el aire que se
esconde ahi dentro, bien escondido,
Como las palabras de ley de su diario encendido,
la lucha eterna entre el y el boligrado perdido

Como esta mañana de viejas ideas y tornados
repetidos.

ContraSentido

X se abalanzo hacia el raciocinio pulcro de la realidad, sabia de sus largas horas de ensueño y sus dias cubiertos con nubes de metal, predecía los movimientos de Y, solo en un sentir, y cuando se equivocaba huía en el solar de la lentitud de las horas.
X e Y se amaban al comienzo, a pesar de las distancias y los obstáculos, cristalizaban sus andanzas bajo un piecito rosado que los hacia bailar de alegría. Pero Y tenia otros planes, un mundo paralelo a la realidad donde era rey y reina, donde la verdad se desvirtuaba bajo la lupa del egoísmo y la transcripción errónea de la era. Terminaban durmiendo lejos y mirándose de reojo, terminaron olvidándose de los tiempos primerizos para entonarse en el licor de la lejanía de sentidos.