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martes, 3 de marzo de 2009

Esclavos del Yo.


La imagen retumba en el interior silencioso del alma, los oidos parecen comprimirse hacia las paredes donde posa el alma, rasgan las virtudes de los dioses que posan sobre la mesa de luz de noche, de la habitacion que posee una ventana vacia a la bahia de Asuncion, donde la luna acaricia con desengaño al agua quieta del verano, aun sometido al retumbante sonido de la noche posterior a esta locura, aun sumiso al olor de ella en mis arenales de nostalgia, nostalgia inutil que se transforma en ira, y la ira se transforma en un juego, donde al azar, va eliminando jugadores arrancandoles partes de sus mienbros imaginarios y conviertiendose en dragones. La imgen de una madre que vira mirandote mientras paseas por el departamento contando las baldosas y buscando detalles constructivos, de arista a arista yendo a algun que otro encuentro clandestino, una sociedad de altos niveles de estradiol, de fugases intereses mediaticos y una infinidad de toneladas de mediocridad cybernautica, tribus inventadas para sofocar las ataduras constantes de los nostalgicos como yo. Toc, toc, escucho retumbar la puerta, el eco se incrusto en mi cabeza como si me pegasen con un matillo de ideas, de colores bonitos y formas fantasticas que se deforman como las palabras, es el producto de un viaje que me propuse sin retorno, solo con mis manos y un poco de fuego que ilumina esta noche de bellos gajes, sin ropaje sin amarre, tan libre, tan impubico
Ingrese en la academia lunfarda, de mera curiosisdad termine viendo el alba, cantando a son del saxofon que brilla mucho mas que aquel sol que murio una noche, y fije la mirada hacia esas caras, rostros de mala fama, de malas jugadas, tiranizados por sus miedos y defectos, por sus caminos al infierno, pavimentados con mentiras y reproches, individualismo sacro de religiones de apariencia, que seguro me recuedan en sus horas de morriña falsa, de noches donde buscan un trocito de mi alma.


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