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martes, 28 de julio de 2015

SolEDAD (relato completo)

Soledad
-Ey! - irradio con un espasmo de saliva, salpicándome la frente, y con sus ojos marrones propuso un desafió informal, exagerando la apertura de sus pestañas,  curvas y largas con la asistencia de una mueca instantánea, denotaba que practicaba frente al espejo del baño de su dormitorio en suite en noches de insomnio. Su bata sobre el hombro caía hasta las rodillas arqueadas, revelaba una historia ya cotidiana, universitaria, vestida con soltura o intentando serlo, su postura agresiva y decidida. Nos habíamos cruzado por casualidad en una manifestación estudiantil donde se proclamaba la aprobación del boleto universitario, en varias ocasiones y compartíamos el mismo aire escuchando sermones antiimperialistas vacios de actos, con personas que hacían selfies para compartir en las redes y empezar la carrera de los Like’s.
El día lucia como uno de igual sabor a los demás, con la pequeña nacionalización del sol que conquistaba solo esta parte geográfica del planeta, enfocando toda su furia calórica sobre las calles de Asunción, que se perdía entre los chillidos de los motores japoneses y el murmullo de personas que chismosean sin prólogos  tan pocas vidas hablado por muchas.
Así la siesta de otoño parecía derretirse en las ventanillas astillables del  Bus de la línea 23, Bus de lindas personas por cierto, que tenía como itinerario Lambaré - Zeballos Cue pasando por la avenida España, era allí donde mejoraba la raza. Infinito el interior, proponía el paseo de más de dos horas sin que uno tendiese a quejarse por los avatares de su duración, pasa que, en una ciudad tan pequeña como Asunción, sus habitantes y usuarios se quejan por las tramos que deben realizar para poder llegar a destino o al inicio del sus tareas. Explicable tal vez por ese sometimiento al automóvil y la comodidad ridícula, pensaba y arremetía un insulto como cúspide a tan buen análisis.
-¿Si? Sorprendido y desanimado respondí con cara refinada de cutis moreno mojado no solo por su saliva sino por una pequeña y sutil capa de sudor regalo del medio día de un viernes de fila de banco y relevamientos, incumbí la mirada que ella tonificaba a la vez, y el momento pugilista se entrelazaba entre miembros superiores que enganchaban al equilibrio físico de los demás usuarios para que estos no sigan derecho en las curvas.
Iba Vestido ligeramente pero sin dejarme ver lo cachafa  (1)  que la costumbre había moldeado, es que a mi edad poco y nada importa trasmitir el maquillaje de la que sociedad inducía premeditadamente, para aparecer en Rincón Vip (2) o hacerme el coqueto para que alguna chica “in” se fijara en mi, tipo, YO era posterior de bermudas bajo las rodillas  o sandalias romanas con pantalones de vestir semi gastados de tanto refregarlos al  piso, debo admitirlo, me gusta el piso. y no niego ni retumbo para crear una falsa actitud hacia la vida, pensaba.
La mirada permaneció como el inicio, congelando el tiempo como lo hacen los perros (3) cuando estrangulan al control remoto del televisor cuando ya el “mbarakaja”(4) pila se le ha terminado los electrones y protones y siguen apretando Power en busca de la magia del encendido, lo miran tratando de entenderlo y encontrando alguna solución enfática o juegan a ser grandes ingenieros electrónicos, hay situaciones que se mejoran con el tiempo, creo que una de ellas es esa conquista.
-¿Me podes decir la hora?- suplico cambiando la cara y haciendo el típico gesto de palmearse la muñeca derecha sin la existencia del aparatejo ese, tambaleándose durante el trayecto común hasta ese momento.
- 14:30, y una sonrisa.


Se lo dije casi sin mirar al reloj, fugaz tenaz inmediato, como si se tratara de una sargenta del 7mo. Regimiento de la Aviación Paraguaya y sonrió realizando movimientos con la cabeza de lado a lado, el inconfundible gesto que acompaña el “ok”
Si bien los hombres tendemos a que cuando una mujer se nos acerca es directamente para tener algún tipo de contacto sexual, festivo o placentero, es estandarizado ese pensamiento gracias obviamente a que existen las mujeres-relámpago que si tienen esas intenciones, y que generalmente cometen “esas” ganas sin preámbulos ni vueltas y cuando uno se da cuenta ya esta partiendo la cama en algún motel barato céntrico o lambareño (5) o si se vive solo, en la propia, no es por juzgarlas pero por ahí viene la cosa. Vivimos en tiempos rápidos de bombachas y calzoncillos flojos. Los de mi generación éramos o somos mas partidarios del romanticismo y el amor, de esa versión lucida y lumínica de ser uno de a dos. Los Romeos y Julietas de perchero.  Hoy, es difícil proyectar esa idea.
Me sentí fuera de peligro. En ese momento el usuario-persona de al lado se había quedado dormido, su cabeza reposaba en la ventanilla, rastrillaba el vidrio con sus cabellos de peinado de oficina, y de vez en cuando, con algún bache inolvidable, emitía el sonido del choque entre ambas materias, sacando a la luz algún alma simpática que reía por ello, entre ellos la mía y la de ella. Luego de un par de minutos conectados con algunas miradas ocasionales, el bello durmiente se había precipitado en la salida del asiento doble para tomar la cuerda que hacía sonar la señal de stop, se notaba que se había pasado un par de cuadras, y se lanzo a la jungla blanca de la ciudad, ella tomo su lugar estirando las piernas, asaltando el lugar disponible, abriendo el camino de la comodidad de ir sentado en un asiento de fibra de vidrio anatómico brasilero, su cadera rozo mi hombro derecho y su bata se atasco entre mi cinta métrica y el book  que llevaba conmigo.

-Devolveme eso- desencajó con voz de seria solo respondí con una sonrisa y un “Toma” con indiferencia.
Permanecimos ambos inquietos antes de que ella haga un movimiento de cabello, donde uno lo repite en su mente como en cámara lenta viendo sus facciones cambiando en milésimas de segundos antes de clavar su mirada de reojo hacia mi persona. Son esos momentos donde se mezclan la belleza y el antagonismo. La mire fijamente como con valentía
-Emborrechemosnos con la ciudad, le dije con sinceridad.
-Dale,  estruendoso y tomo mi mano sin beneplácito, como sabiendo de antemano la invitación sin raciocinio
Hablamos del bien y el mal, del tránsito y del tiempo, de la revelaciones esporádicas en horas de soledad y de normas estandarizadas, de perfiles de actuales artistas contemporáneos, de música y sus consecuencias con la mezcla de la bebida espirituosa, de las imágenes cotidianas que nos hacían tan común como una fotocopia en una revista que son siempre iguales, aunque cambian de protagonistas. Del amor y el odio, de medicina y arquitectura, y la mezcla de ellos, de amores pasados y fracasos que en realidad eran éxitos, gracias a que ambos nos dimos cuenta de que nos salvamos de mentes esquizofrénicas y de falta de equilibrio o que nosotros mismos éramos ello. Corrimos sin vergüenza entre personas con trajes y bolsas de compras, entre personas que aman la moda y la pinta, de peinados raros y anteojos pseudos-intelectuales con una falsa personalidad, montamos al león de la Plaza de los Héroes, escalamos las calles paralelas y perpendiculares sin orden, ella por un lado de la vereda y yo por el otro, cantamos Ojala de Silvio Rodríguez mientras un bandoneón sonaba entre los dedos ya casi muertos del anciano protagonista que esparcía melodías por monedas, compartimos una botellita de agua descartable sin miedo a nada, nos recluimos en la ciudad hasta que el atardecer bañaba los pocos edificios en altura existentes, y los últimos rayos del sol se escabullían entre los espacios desocupados que dejaba el follaje de los árboles bañados de hollín, invadimos un banco de la Plaza Uruguaya contando las palomas que poco a poco migraban a los zaguanes mientras hablábamos sobre la meditación y de la defensa del socialismo, de Cortázar y de la calidez de hacer el amor por las mañanas como humanos sin maquillajes, ¿qué somos? O que uno aprende a serlo cuando los errores de la vida son las picanas diarias de no repetirlas, las que nos recuerdan que por mas bueno que uno sea siempre comete errores, y que a veces es mejor ser un villano que convertirse en uno. Por que cuando uno es bueno y comete un error es más que un villano.

Me pregunto porque estaba solo y respondí con sinceridad, dije que no encontraba alma alguna que se apegue a la mía, que produzca tanto como yo, o que no lo mantenga, y que sobre todo sea compañera de vida, no necesitaba más, que eso, que una compañera de vida, generalmente y no me quejo, tuve compañeras, pero en trayectos de la vida, y como no soy catalogado por las suegras contemporáneas conservadoras era difícil intervenir en un mundo donde uno no decide solo, sino deciden muchas personas detrás de ellas,
Revertí la pregunta a ella y respondió con sinceridad, dijo que todos somos parte de una lista, y que simplemente a veces estamos en el primer puesto, otras en el segundo, y que estaba cansada de ser parte de una lista.
Me dio un beso rozándome los labios y dijo
-Ya es tarde.
-Lo sé,  asentí con la cabeza.

Recostó su cabeza sobre mi hombro con clamor, recordé una vieja frase de mi padre que había dicho a mi madre en su cumpleaños, “Viajemos sin estar en ningún lugar” y tome su mano, sin permiso, y le susurre al oído
     -Te acaricio el cabellos intentando captúralos entre mis dedos finos mientras pronuncio como te deseo, me acerco a ti en una vertiente milimétrica colocando mi pierna entre las tuyas y compartiendo el mismo aire, lo hago contra la pared que debido a la presión cede un poco y se desplaza todo el dormitorio, mientras abro tus brazos entre mis dedos y los separo de tu cuerpo, atajándolos fuerte mientras rozo mis mejillas con las tuyas en movimientos verticales y horizontales, lentamente hasta marcarnos el rostro, lo recorro con mi boca, húmeda recorre por partes tus labios, mientras presiono mi dientes en la última parte del labio inferior... estirándolos hacia mi, lo hago acompañado con mi nariz, desde tu frente hasta esos pequeños lunares que posan inadvertidos, incluyendo tu nariz... y te huelo los ojos pestañas con pestañas..Te invento unos labios de miel donde te bese… Te desvisto sin prisa pero con torpeza, desnudándote un poquito mas que siempre., sin dejar de besarte, te voy quitando la chomba (así lo imagine, se supone que es tu pijama) mientras sonrojada colocas los brazos hacia arriba dejas con un poco de vergüenza que lo haga, mientras te quito la ropa te rozo los labios por el cuello mientras te quito el sostén mientras lo devoro, rodeándolo,  y dibujando figuras geométricas inexistentes,  subiendo de nuevo hasta tu oreja izquierda, el mismo recorrido hasta tu oreja derecha, dejándote escuchar el susurro de mi respiración acalorada, hasta que seas solo pie, hundo las puntas de mis dedos en tu espalda presionando hasta llegar debajo de tu piel, te muerdo el hombro, voy de hombro a hombro,  pasando mi boca por cada hueso de tu clavícula, descubriendo otros. Hasta formar una línea zigzagueante tacita,  lo hago por todo el dormitorio. Te transporto a la cama, y te acuesto sobre las sabanas sin soltar tu boca, tomo tu cuello con una mano y araño sutilmente tus brazos hasta tus manos, dejo que nuestras piernas se enreden en un bosque infinito y tácito, y nuestros pies se besen en estiramientos guiados por mi muslo,. de unos movimientos pendulares y sin permiso, dibujo con mi nariz el contexto de tus pechos sin tocarlos, recorro cada rincón de tus costillas estirándote la epidermis con la boca , cuando llego a tu ombligo, y lo muerdo, lo voy soplando a su alrededor  con un casi contacto, permanente, nos arde la sangre que juega a fluir en un viento liquido de verano siguiendo la energía de Hungarian Rhapsody de Litz que mata el silencio, mientras me deslizo sobre tu espalda desde la nuca hasta tus tobillos, de norte a sur, de este a oeste, diluyo mi sudor con el tuyo y se hacen uno, hasta la magnitud de un mar de dormitorio, mojados en un paseo irreal de lugares exactos, te marco con ardor la piel, en movimientos de humos y vapores de rotaciones ciegas llenando los espacios vacíos de la cama hasta ir donde convergen tus ojos de orbitas irregulares. Recorro con mi lengua tu vientre explorando cada poro con restos indecisos de presiones escuchando el latir de tu pulso que se pierde en el rubor tenue de la vela blanca que nos espía, muerdo los huesos de tus caderas, y mis manos resbalan por cada parte de tu torso mientras tus pies tiembla de intensidad. Destrozo los soportes de hierro de la cama hasta llegar al piso, en interminables repeticiones entrecortadas con innombrables sensaciones acariciándote la risa y los gemidos encontrados en infinitas formas y poses inventadas en el dormitorio. Sin instrucciones claras.
Llegamos a la quietud de los movimientos y te visto solo con mi cuerpo mientras te abrazo en un despertar sin tiempo. Interrumpe el Dialogo mío y  dice en voz tenue como la ira de la luna lejana que bordea su rostro simétrico
-Tal vez mañana en tempranas claridades te sienta de repente al despertarme.
-Tal vez, pero mañana ya no estaremos en el mismo trayecto.

Me plante en mi decisión de quedarme a terminar el día en ese banco pagano mientras observaba sus piernas curvas alejándose, perdiéndose en el horizonte irregular de las calles céntricas de Asunción
Y dije en voz baja – Allá va mi Soledad.
FIN

(1) cachafa : Sinónimo de  Desaliñado
(2) Rincón Vip : Espacio Social en una Revista de mayor circulación perteneciente a un Diario Local (ASUNCION)
(3) los perros: Sinónimo de  Los amigos, los muchachos
(4) mbarakaja: GATO en idioma Guaraní, en referencia a una marca de baterías
(5) lambareño: Oriundo de la Ciudad de Lambare 

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