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martes, 24 de enero de 2017

APP

-          Tururunn tururun tururun… tururun turu., irrumpió en el silencio cronometrado adentrándose una nueva data, Ella, liada en sabanas blancas con exiguos despojos de sudores extraños nacía levemente, una vez más, abriendo sus ojos de bosques perdidos y sauces tristes,  que lloraban hojas  como sus despojos detrás de la ventana estándar. En sus primeros movimientos se limitaba a tomarlo con la mano izquierda, sus  manos disecadas ya desde aquella ultima caricia, mimetizaba desplazando su dedo índice hacia la derecha del  touchscreen,  para explorar algún hecho de esperanza,  5 pulgadas de mundo entero , en ellos, reflejada la luz del día que la observaba como siempre. Tibio.  Amadita, como la conocían en el Colegio, mezcla de trigo y arroz, piel canela y sensaciones áureas,  sabía  que en su interior las voces eran latentes, era su amigo, su confidente, su puente y sobre todo su amante. La entrega era tal que un día decidió tener mil like’s posando frente a la cámara HD , un tramo de su cuerpo  y piel, y extraños se deleitaban con perversión y fantasía, comida fácil para su ego y autoestima,  malgastada  en gramos con aquel muchacho que decidió no seguirla aquella  tarde de invierno simulado por la misma dirección, por la misma vereda, con las mismos sueños de la Asunción infausta, mientras su cuerpo mutaba.  
Salió al alba, como siempre, al  rumbo acostumbrado, el  reto de la repetición y el movimiento ligero  del  andar,   siempre con bolsillo, nunca con carteras,  como si ya no tuviésemos suficiente llevando nuestra conciencia a cuestas, pensaba.  Lo adentraba ahí codiciando volver a sacarlo y no se olvida ni un minuto demostrarle cuanto lo quería, ese deseo de dos astutos amantes de repeticiones distintas.  Y el ya lo sabía.
La mañana fungía de reloj , la calle se ponía  ruda, terere (1)  y empanadas (2) envolvente de los puestos informales secos,   y  seres como ella,  que observan el suelo sin pisadas , topándose unos con otros sin mirarse , sin recitar nada, sin amedrentarse con la sonrisa, sin dislocar con un - Hola,   todo se basaba en pack de datos y en conexiones inalámbricas que se mezclan en el aire en un baile de silencios y nostalgias , hacían el amor sin amor, con competencia.  Las palabras vociferadas fueron sustituidas hace tiempo,  pensaba, y lo hacía de nuevo para no perderse de nada, ella era parte del todo para no ser nada. El tenía el control y la arropaba con MB cuantiosos que dilataban sus pupilas y erizaba su piel tropical. Y era costumbre, decía.   
 Ingreso  al Café de la calle Estrella (3) atravesando la puerta de vidrio traspasándola  mediante el WIFI con códigos, los códigos la hastiaba, precisaba más libertad lo, eso lo recitaba en sus publicaciones abiertas en sus redes favoritas, porque también estaba en esas Redes que no hay un alma ni calaveras, por si acaso llegase el día del colapso mundial, Amadita  pensaba en todo.   Reposo en un boots modular mientras pedía un cortadito de taza mediana, de porcelana china, sobres de azúcar impalpable, que habitaban la superficie de la mesa ante una muerte inminente, Amandita tenía una conectivilidad NFC para eso. Los objetos y la materia flotaban en sus ojos de limón como señales esporádicas de Bluetooth,  era un enlace más, del ritualismo que gobernaba su plenitud de libertad confinada.  Convulsionaba con la idea de que ello se convirtiera  en una  persona, atravesara  el screem y la matase con mil puñaladas de palabras a brisa seca,    una estocada al corazón en forma de beso, y al mismo tiempo lo anhelaba. Y se juzgaba, tan sucia.

Retomo las baldosas insensibles en un tramo conocido, el viento flojo  le rozaba las costillas haciéndole cosquillas de milímetros y plumas, inconforme viro contra su voluntad,  y tomo  otra dirección,  sin darse cuenta  ingreso  a  la Plaza saturada de arboles de la urbe, había uno que era su favorito, un viejo Tajy Rosado (4),  de sus malas costumbres,  que no visitaba hace tanto Likes , impregnado en  una porción de tierra sobreviviente,  sentada, acariciaba sus  sombras medias  a 90° que dibujaban un cielo inverso,  en un encuentro orgásmico con el sol que exploraba sus más fríos rincones donde permanecen sus miedos.

-Tum tum… tum  TUM
----Mensaje recibido ----
-          Estoy Contigo, siempre - Leyo

Lo acaricio levemente, Mientras volteaba para encontrarse de nuevo con el tallo del Tajy donde,  eterno inscripto recordaba.

-          Amadita  x Pablo

Y sonrió, mientras apagaba el Smartphone, y lo posaba en su vientre para reconocerlo  y soñar.  

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