ENSAYOS + POESIAS + CUENTOS + Anecdotas

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viernes, 16 de noviembre de 2007

Arquitecto de barajas

El arquitecto de las barajas
En pareja intensidad pinto su dormitorio en un negro noche, noche de esas veraniegas donde uno puede alcanzar las estrellas con la vista miope y se pone a jugar con la geometría descriptiva buscando monstruos o ángeles pegados con UHU y papel celofán. Lo hizo en un despertar desequilibrado por un sueño profundo que ahogo sus caderas con las contracciones constantes del frió y unos veinte puchos de desvelo que inundaban el dormitorio con olor a Lucky. Tomo una brocha como lo hace cuando hace el amor con su mujer de momento, salvaje, intenso, sin motivación final, inventando una selva donde su rol era el de sobrevivir a sus ideas que mutaban como los ladrillos galopados por las manos que perdieron el sentido al tacto, ciego y versátil. Hizo desaparecer los límites funcionales de los objetos que flotaban, en su movimiento de evitar ser alcanzados por la pintura black, inventando quizás nuevas formas de apoyo y rompiendo el Momento Físico.
Tomo una tijera y desfiguro en rectángulos los cerramientos verticales y horizontales del dormitorio, lo hizo en varios tamaños siempre compitiendo con el aburrimiento de las formas clásicas, desprovisto de cualquier rigidez intelectual o emocional. Liberado de los estorbos de las fidelidades, de los códigos de comportamientos estrictos, era la disolución del ser, incrusto dibujos consecuentes a sus animales de ropero y burdel, recordó las imágenes urbanas de personas como entes arquitectónicos, porque la arquitectura es una de las artes que es impuesta sin mucho preámbulo, como las personas que se cruzan en nuestros caminos y retumban nuestras horas de baño y sueño.
Desfiguro el formato del juego, soltando una risa con tono político y antiburrocrático, recordó a la vez la eterna soledad de sus ganas de compartir sus fantasías, de los desamores que tocaron el fondo de sus moléculas y que tal vez destruyeron sus normas clásicas de amar.
Anticipo la disciplina del que algo que no es, pero que puede llegar hacer, típico de ilusos como el y encendió un cigarrillo, el veintiún, mientras el humo se mezclaba con la visualización de su producción pictorica, -si estuvieses aquí pensó en voz alta-, casi con la fuerza de tono de sus conversaciones solitarias de entre yo vs. yo y supuso que su locura se canalizo en forma de arte por las paredes desmaterializadas de su dormitorio, creo su espacio y contribuyo a la arquitectura mental de conceptos posmodernistas.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Te acaricio el cabellos intentando captúralos entre mis dedos finos mientras pronuncio como te deseo, me acerco a ti en una vertiente milimétrica colocando mi pierna entre las tuyas y compartiendo el mismo aire, lo hago contra la pared que debido a la presión cede un poco y se desplaza todo el dormitorio, mientras abro tus brazos entre mis dedos y los separo de tu cuerpo, atajándolos fuerte mientras rozo mis mejillas con las tuyas en movimientos verticales y horizontales, lentamente hasta marcarnos el rostro, lo recorro con mi boca, húmeda recorre por partes tus labios, mientras presiono mi dientes en la ultima parte del labio inferior... estirándolos hacia mi, lo hago acompañado con mi nariz, desde tu frente hasta esos pequeños lunares que posan inadvertidos, incluyendo tu nariz... y te huelo los ojos pestañas con pestañas..Te invento unos labios de miel donde te bese.. Te desvisto sin prisa pero con torpeza, desnudándote un poquito mas que siempre., sin dejar de besarte, te voy quitando la chomba (así lo imagine, se supone que es tu pijama) mientras sonrojada colocas los brazos hacia arriba dejas con un poco de vergüenza que lo haga, mientras te quito la ropa te rozo los labios por el cuello. mientras te quito el sostén.. mientras lo devoro... rodeándolo.. y dibujando figuras geométricas inexistentes... subiendo de nuevo hasta tu oreja izquierda, el mismo recorrido hasta tu oreja derecha... dejándote escuchar el susurro de mi respiración acalorada ...hasta que seas solo piel...hundo las puntas de mis dedos en tu espalda presionando hasta llegar debajo de tu piel... te muerdo el hombro, voy de hombro a hombro... pasando mi boca por cada hueso de tu clavícula, descubriendo otros. Hasta formar una línea zigzagueante tacita... lo hago por todo el dormitorio
Te transporto a la cama, y te acuesto sobre las sabanas sin soltar tu boca, tomo tu cuello con una mano..y araño sutilmente tus brazos hasta tus manos.. dejo que nuestras piernas se enreden en un bosque infinito y tácito…y nuestros pies se besen en estiramientos guiados por mi muslo... de unos movimientos pendulares y sin permiso, dibujo con mi nariz el contexto de tus pechos sin tocarlos, recorro cada rincón de tus costillas estirándote la epidermis con la boca , cuando llego a tu ombligo, y lo muerdo, lo voy soplando a su alrededor.. con un casi contacto... permanente, nos arde la sangre que juega a fluir en un viento liquido de verano siguiendo la energía de Hungarian Rhapsody de Litz que mata el silencio, mientras me deslizo sobre tu espalda desde la nuca hasta tus tobillos.. de norte a sur, de este a oeste... diluyo mi sudor con el tuyo y se hacen uno, hasta la magnitud de un mar de dormitorio, mojados en un paseo irreal de lugares exactos, te marco con ardor la piel, en movimientos de humos y vapores de rotaciones ciegas llenando los espacios vacíos de la cama hasta ir donde convergen tus ojos de orbitas irregulares… Recorro con mi lengua tu vientre explorando cada poro con restos indecisos de presiones escuchando el latir de tu pulso que se pierde en el rubor tenue de la vela blanca que nos espía... muerdo los huesos de tus caderas, y mis manos resbalan por cada parte de tu torso mientras tus pies tiembla de intensidad. Destrozo los soportes de hierro de la cama hasta llegar al piso, en interminables repeticiones entrecortadas con innombrables sensaciones acariciándote la risa y los gemidos encontrados en infinitas formas y poses inventadas en el dormitorio. Sin instrucciones claras.
Llegamos a la quietud de los movimientos y ...

Te visto solo con mi cuerpo mientras te abrazo en un despertar sin tiempo. Y te dicto una fábula con mis ojos de como te amo...
“Tal vez mañana
En tempranas claridades
Te sienta de repente al despertarme.”

viernes, 9 de noviembre de 2007

Recuerdos

Cigarrillo inquieto, indolente
trovas de ayer,
obras del tiempo
Despoblado, espero ver




Transeúntes

Suicida el pie,
demanda al día
Sale corriendo,
se dilapida
Buscando la vía.





Tuyos

Ojos claros
perilla inclinada
manos disecadas,
Tus parajes exactos





Esperando

El mate refrigerado
espera tu vuelta,
La tonadilla, un después
tu compañía al andurrial



Tu afluencia

El marco deslumbró
el cruce de tus aristas
Conmigo dentro,
me convertí en cronista.











































Gritona

Grita la luna
¡Cállate la boca!
Grita tu ausencia
¡muerte a tu voz!.












































Eficaz

Tribu ausente
Individuo tectónico
Partes elementales
Tuerca humana
Asesino de tiempo

























































































Fantasmagórico

¡Plas!, ¡plas!,¡plas!
¡Que insuficiencia de vocablos!,
el folio arde y el fantasma, sonríe












































Títulos de hoy (resumen)

Recuerdos transeúntes
Tuyos, esperando
Tu afluencia,
Gritona y eficaz,
Mi Alimento fantasmagórico

lunes, 5 de noviembre de 2007

Una mañana cualquiera

Mañana Cualquiera

El día empezaba temprano con el canturreo del personal del aserradero que se ubicaba detrás de la casa, sus maquinas difuntas aun, desaceitadas y llenas de hollín proponían el inicio un día laboral normal. Solía observarlos desde mi ventana cuando pesaba la visualización de que formarían una flota de piratas queriendo invadirme con sus garras y filosas hojas de acero, con sus cables jugando a ser lazos, tomando como botín mis ultimas palabras pronunciadas en al noche anterior y tal vez la venidera. Sonreía después de imaginarme eso y discrepaba mi equilibrio mental repitiendo movimientos consecuentes de un lado para el otro con la cabeza, que adornada de cabellos encerados por la almohada entonando su veneración hacia el techo; no ayudaban a verme muy lucido, bueno, que se podía esperar si eran las 6 am de un lunes; tan vulgar como exitoso me sentía. Como dormía con ropa puesta no había necesidad de mirar al ropero que tendía a ser un caos de transito en horas pico de alguna ciudad jugando a ser cosmopolita. Paseaba en el dormitorio buscando algún que otro freno a mi ansiedad e imitando una defensa para la invasión de los piratas-obreros del ese barrio.
Obviaba la voz de Humberto Rubin que comentaba sus malos chistes matutinos en la radio, y así quizás ganarse la sonrisa hipócrita de algún radioescucha, el ruido de la Pc se propagaba por las paredes del dormitorio, hasta perderse en tejuelon lleno de telarañas y sueños, a veces pensaba que carajo hacia escuchándolo? -después me motivaba la idea de que quizás ya estaba domesticado a su voz, ya casi como 5 años que lo hacia sin darme cuenta de ello, el equipo de sonido Philips tenia ya sus años, y un personaje de radio estaba dentro de el mas de lo que debía.
Atropellaba el marco de la puerta con un zigzagueante salto para huir del metro cuadrado con olor a dormida, jugaba a ser línea mientras me proyectaba entre el pasillo largo y profundo, siempre paralelo a mi propio temor de colapsar con la pared donde terminaba. Justamente allí, posaba un espejo empolvado donde mi figura se parecía mas a una gran mancha sucia en su superficie mas que una proyección humana.

Mientras desayunaba tomaba el pan y lo aplastaba, me daba cierta satisfacción y placer hacerlo, se convertía en un ritual sin fundamentos étnicos ni religiosos, pero contenían esa importancia, observaba al café diluirse en el agua ardiente sin despedida, era una de esas historias de amor donde dos en realidad se vuelven uno, como siempre, me salía amargo, como el amor. Todo tiende a tener el mismo significado con esos pensamientos perpetuos. El ritual se prolongaba cuando tomaba uno de los frascos de café, cocido u otro que contenga etiqueta alguna, recorría sus términos y elementos, sus combinaciones químicas y alguna que otra ventanita de información al usuario, entendía el 20% de lo escrito, pero me sometía a la aventura de conocer lo que ingresaba en mi organismo. Sonreía con falsedad. Como lo hacen los sabios contemporáneos, que creen saberlo todo, mientras no se despegan de la TV y la computadora personal y piensan que porque tienen mil libros en su biblioteca personal saben mas que Google.
Mi tiempo espacial en la mesa era escaso, anteriormente lo prolongaba mas, cuando ella estaba conmigo, es que me daba cierto gozo observarla con su camisón de florcitas diminutas turquesas, mientras preparaba su mate amargo y dispersaba en el aire su voz de porteña arrepentida, intentando hilar una conversación, era una amante del mar, así que mi tierra mediterránea no era lugar para ella, y quien soy yo para que deje de amar al mar.
Levantaba la vista y volvía al mismo sendero del dormitorio, repitiendo el paseo de la ida, pasaba enfrente a la ventana desnuda y cerraba las persianas, dejando atrás al aserradero, a los obreros, a las voces y sumergiéndome en mi sueño.

soledad

Sentada sin lugar, hacia música
que inventaba un silencio
mas allá de lo audible,
permanecía quieta en su destello.

Su guitarra, su instrumento
que a su contacto exultaba
los misteriosos marasmos
de mil noches y un infierno

quizás, sus pasos son los que
abrazaban al mar, en medio del trueno,
de un desapercibido que profano el cielo.

Y Embriaga su vientre contra esa guitarra,
mientras reproduce su sueño y nos va leyendo un cuento,
donde sus manos relucen bajo la dulzura
del ultimo intento, cuando las cuerdas danzan
en el vacío del murmullo de recuentos.

el sonido era como el árbol
exponiéndose al viento, como el
hilo de un cometa que se enredó al aire
y que nunca llego al suelo.

Deja una frase abierta que va tragando nubes
Mientras su obsesión dejo de ser la orilla, para alejarse
En su imaginaria y noble travesía.

Diálogos de 00:00

Se perdió en la noche tacita,
encontrándome
en mis nubes de plata y ron.

Dijo calladamente –quiero ver tus gestos,
Y Observó, en busca de sus imágenes
dibujadas en cartón.

No sabía, que me alimentaba de ella
Vorazmente, Con cada palabra imaginada
Entonada de sus labios de cantora fría y delirante,

Sediento como esta pluma
Como el iceberg azul y el terciopelo.
Jugando a ser un punto en su cielo.

Profunda, ella, como el océano que se va perdiendo
en la oscuridad de su propia sombra
que nos hace común
en un minuto, en unas horas.


…Dijo calladamente –eres vanidoso con tono
Crítico y pertinaz,
Una sonrisa mía apareció y se disolvió en un quizás

Nombro: viernes; sábado; domingo, lunes y martes,
Y el canoro disonante lucho pataleando para ser como antes,
Y logro su libertad.

Para seguir, Dijo calladamente,
-quizás no me encuentres mas,
Y acabo partiendo desde el comienzo del final
Que la noche siempre quiso evitar.

el dialogo quedo en sus ojos inexplorados
y su paciencia ceso, ceso y con un grito
muerto me dijo adiós.

Dijo buenas noches y se difumino.

Cuento de la baldoza

Como cuenta la hormiga que al pasar una de las aristas de la baldosa de 20x20 en busca de finiquitar el cansancio de devorar sus sueños a la que siempre estuvo subyugada, se siente envejecida ya que se dio cuenta al fin, de que había perdido parte de su existencia útil ocupando su tiempo a esas pequeñas cosas que nunca la satisficieron, a discreción va por el cruce a destiempo de sus colegas que la miran con descuido, hacia el encuentro de aquellas hojas cóncavas y convexas del pastizal que nunca vio, allá donde el viento sutil las hace danzar como si se tratase de un ritual de otoño. Pretende no dar tantos pasos seguidos para no dar tormento de su huida cotidiana, no por lo que dirán las otras hormigas, sino para sentirse mas segura aun de que el camino todavía no ha empezado. El perfume de la cera advierte el perímetro repetitivo de la eternidad material y ella lucha, lucha haciendo un poco de geometría plana y calculando la velocidad del viento cuando su presencia en la punta de una de las hojas se salga de los limites virtuales a la cual siempre estuvo reducida, colorea su imaginación dándole un poco de color verde a su sueño, a veces es amarillo otras azul, y ni que decir a las otras hormigas que encontraría ahí, con grandes vestiduras y robustas por la abundancia infusión de agua del manantial que hace de cordón umbilical entre el cielo y la tierra. Ha pasado mucho tiempo y las dilataciones superficiales que ha pasado la hormiga se han perdido en su cuenta por las repeticiones, confiesa su cansancio se torna confuso, inquietante sus ganas que martillan su cabeza invertebrada con las heridas labradas anteriormente, sus finas patas agujales titilan como el fluorescente que a su vez sirve como sol y luna al mismo tiempo, en ese mundo que en vez de reducirse tendiese a agrandarse cómo si el destino le jugara una broma lúgubre. se queda quieta ante la presencia norte de una alucinación de nubes y sol.
Crujiente se hace el viento norte al quebrarse con el roce que produce una pisada de zapatos negros, el miedo da vueltas sus ojos y la convierte en un producto de la forma y espacio perdidos, no sigue adelante por lo desconocido, da una media vuelta militar sin disciplina he intenta volver a lo conocido, a lo cotidiano, cuando otra pisada de contramano la hace contener en una baldosa insípida e incolora y sus tripas chillan cuando ella escucha como las hojas cóncavas y convexas la sonríen en la bienvenida de la muerte que le entrega un abrazo maternal... y sonríe.

se viene el cuento: el Paseo de la puta y el mentiroso.

viernes, 5 de octubre de 2007

letras absorbidas en mis noches.

Flegreos valles lago averno ciudad afligida


Comportamiento urbano

Quiebra y toma su instinto después de tragarse las leyes universales
de los humanistas anteriores a la historia...

Toma un vaso de agua potable, deja sus huellas en un camino sin sombras y
caza nocturna con anteojos infrarrojos cuando mata con palabras

Permanece quieto antes de atacar a la manada de imágenes pendientes,
y en ellas derrama sus flujos contaminados por el aire de su producción,
Hecha en alguna noche olvidada en el tiempo.

Nace y muere mil veces en Asunción, su caverna de lugares inexactos donde
recorre el territorio en busca de sedientas espacies en extinción
Consume mil libros y una poesía, y espera lo inevitable


Te extraño

Al derramar los claveles sobre el lienzo antiguo de mi ventana
Y te vi de nuevo ojos de platino..

TE EXTRAÑO

Sentado frente a esta laguna de circuitos cuadrados
y de letras desparramadas en el piso que intenta sostenerme

TE EXTRAÑO

En las noches de danzas intermitentes entre luces continuas
Que dibujan tu rostro en el perímetro de mi cuarto

TE EXTRAÑO

Escucho tu voz en un instrumento inventado que sigue la
Sinfonía de la lluvia que cae sobre esta tierra

TE EXTRAÑO


en mi llegada precipitosa de todas las noches, como la espera
del mar antes de tragarse al sol en compañía de media hora
Y mil noches y un último escenario.

TE EXTRAÑO

Y el roce de tus mejillas me sonrojan en las noches de
Que repito tu nombre hacia el vacío grito del espacio

TE EXTRAÑO

Te enrollo en mis sabanas y invento tu presencia en mi cama
En tu lado, el derecho, recuerdo la música que hacías al
Respirar cerca, tan mía.


Por hora

Las ramas de los sauces acarician
los bordes de este camino cansado
de tiempo, es que extraña tu paseo, tus pies
y tus manos dorados como al trueno.

Y lo hago cuando me recuerda el cielo
tus mejillas claras y tu fragancia de rosa violento
alucino tu andar de lirio con gracia cuando vas
mas allá, allá donde el aire es de encantamiento

De ronda en ronda busco tu huellas de pies pequeños
intentando encontrarte de entre este sueño y despierto

Es que extraño tu paseo, tus pies y tus cabellos

Tal vez


Tal vez sientas la arena?
Recuerdas a la arena?
Te roce la piel y no te diste cuenta
te conté al oído que pintaríamos el cielo
con una pluma azul mientras las olas
iban muriendo con un beso a mis pasos

Tal vez recuerdes que existo?
recuerdas ese viaje imaginario?
Donde regresaras al cósmico rescate
de las estrellas que te extrañan,
Apagada esta ternura del poniente
va junto a la noche, son tus ojos
mi flecha de sueños.
vago en el espacio en busca
de tu encuentro.

Tal vez pueda soñar contigo
Tal vez en una copa te dejare la vida
Tal vez podrán mis labios morir sobre tu piel
Quisiera beberme el cielo y encontrarte en el.



Tierra

Tierra que grita tu presencia
En medio del mar de recuerdos
Que martillan el cielo esculpiendo
Tu rostro de niña plateada

Tierra que grita tu presencia
Y huye hacia la metáfora
Construida con las manos
Mías, tuyas y nuestras
En una noche de invierno
En un lugar exacto de nuestro
Primer encuentro.

Tierra que grita tu presencia
Esta tierra tuya, la de adentro
Esa que contiene tus pasos
Que haz marcado con un beso,
En esas noches de invierno sureño

Era yo

Si era YO cuando te amaba,
a veces se me escapaba
la noche envuelta y destapada
y huye hacia ti para robarte
Una sabana resquebrajada.


tu alma mujer la que me
Motivaba, cuando era YO cuando te amaba.

Y sentiré tu otoño que vuelve desde lejos
Tu primavera cautiva, tu instinto de vivir
tu locura matutina.

Te envuelvo en mis sombras desde mi polvo inerte
Desde el átomo de tu piel que no sabe morir
En el tiempo de la distancia.
Si soy YO el que te ama.
Y si, quiero montar una pluma y viajar por el cielo
Junto a ti y mil lunas y varias noches

Para ser YO, cuando te amo.
En una noche que huye hacia ti
Para robarte una sabana resquebrajada.



Metodos

Copula la noche con el día
sintetizando tus ojos de
niña exploradora de mar

las letanías se unen formando
la alfombra de números ilegales
en carpetas de acción y efecto
que conjugan el juego de nuestros
dedos en sus búsquedas de oscuridad

y Las palabras escritas en velas
transparentes que se desintegran
en tu presencia exacta y se consumen
en medio de mi respiración de canoro
multicolor


quedo envuelto en prismas, partido nos hablamos
Mientras se rompe el plan metódico
Del universo...
Y el código fundamental se vuelve arena
En tus manos y uno sueña...

Alienado paseo.
Si bien era una tarde llena de lirios con un sol indiferente y podrido de tiempo, el si poseía mucho, decidido, puso a combinar sus pasos hacia la desembocadura del arroyo de cien fabricas y un árbol medio torcido, junto a el una manzana posaba en el suelo donde yacía un gusano de oro sonriente, que jugaba al coito, lo piso a su paso numero dos mil, una ventisca lo sacudió, era la ira que olía a azufre, hizo un zigzag verde y fugitivo al pasar a su lado como queriendo ahuyentar su monotonía pensativa y vengarse de todo aquello que destruía con sus actos, y los de su especie, hizo efecto ya que abrió la cueva de su boca y penetro en el sin antes bailar en sus fosas nasales mugrientas de drogas blancas, los escuadrones fantasmales eran masivos dentro de su cuerpo pequeño y frágil, como el mimbre antes de perder la virginidad con el fuego, chispeante y fogoso, en el aire volaban mariposas negras llenas de vidrio y celofán que hacían de vedettes, motivadas con el grito homicida de un grillo borracho, postrado sobre un neumático Alemán, era la roca blanda del tiempo, sus ojos, dos triángulos rojos que se perdían la adivinanza de reconocer 4500 hormigas que hacían el amor entre las botellas de plástico de mil ciudades y una persona, deliciosas para sus lenguas, exquisitas para sus vellos. Quiso tomarlas con las manos ya que la envidia lo deseaba así y termino amputado, con sus miembros esparcidos entre ellos su pene, cayo inerte y su cráneo fue abollado por la velocidad de un ñandú jugando a ser abogado, varias arañas de patas metálicas y dientes de vampiro lo perseguían en medio una cepillada de marmotas en su espalda, logro subir al árbol medio torcido a mordidas, donde cada una de ellas pagaba el precio de arrancarle un diente, sintió dolor al llegar a la cima y la entonación del odio debajo de ella, fijo la mirada hacia abajo, y descubrió miles de huesos esparcidos que los seres vivientes como el, agazapados allí utilizados como piso de marfil, lloro tanto que sus lagrimas se hicieron lluvia ácida y arrepentimiento, sintió la leve inclinación del tronco del árbol medio torcido y cayo a su encuentro con la muerte que el mismo buscaba.

el es yo

El es yo
El gorjeo de su voz clavaba tímpanos por doquier, caminaba por los pasillos del recinto educativo aplastando hormigas a cada paso, invocando la muerte intemporal de su especie, terciario para algunos, primarios para otros. Desfondada la tierra, consumía cada molécula de las gomas de sus zapatos, rotos, como su corazón , su mirada era el perrillo sensible del arma letal en una guerra sin comienzo, con sus manos, la mira indiscreta que proponía al mosquito de patas blancas que paseaba dentro de su oído hacer el amor hasta que cada hueso cervical quede quebrado, así podría gormar su alma de pobreta sin que nadie lo juzgue, picotero el mosquito introduce su espada bucal en su cerebro desprotegido por la no huida, y susurra la llegada de la muerte vertebral. Lucífugo en busca de un revolver cargado de termitas mal paridas al mismo tiempo que siente una pirosis contundente y roja, vomita una ura violeta y amarilla, al sonar una corneta de palabras de autoayuda, la envuelve en celofán y la guarda, para así, poder consumirla en el tiempo diacrónico donde las hormigas, mosquitos, termitas y uras son uno solo. El viento sopla disminuyendo la temperatura de la dosis anterior de soledad, los pensamientos escandalizan sus vagos recuerdos de las enseñanzas bíblicas recogidas cuando enfermaba o en las numerosas sesiones domingueras-familiares de su infancia, sentía celos del repiqueteo uniforme y eterno de una canilla que pierde, por gotas , que el ya lo había perdido allá donde el tiempo no se acuerda. Se mete entre la gente como si fuera una bacteria, necrófaga, buscando un buen sabor en corazones muertos, en arrugas cadavéricas hurgando suavidad , encuentra seres monocromáticos sin manos libres y lleno de juicios de reojo. Toma su cuello con una mano y se suicida ciegamente mientras se lanza fuera de su alma, y cesa

el es yo

El es yo
El gorjeo de su voz clavaba tímpanos por doquier, caminaba por los pasillos del recinto educativo aplastando hormigas a cada paso, invocando la muerte intemporal de su especie, terciario para algunos, primarios para otros. Desfondada la tierra, consumía cada molécula de las gomas de sus zapatos, rotos, como su corazón , su mirada era el perrillo sensible del arma letal en una guerra sin comienzo, con sus manos, la mira indiscreta que proponía al mosquito de patas blancas que paseaba dentro de su oído hacer el amor hasta que cada hueso cervical quede quebrado, así podría gormar su alma de pobreta sin que nadie lo juzgue, picotero el mosquito introduce su espada bucal en su cerebro desprotegido por la no huida, y susurra la llegada de la muerte vertebral. Lucífugo en busca de un revolver cargado de termitas mal paridas al mismo tiempo que siente una pirosis contundente y roja, vomita una ura violeta y amarilla, al sonar una corneta de palabras de autoayuda, la envuelve en celofán y la guarda, para así, poder consumirla en el tiempo diacrónico donde las hormigas, mosquitos, termitas y uras son uno solo. El viento sopla disminuyendo la temperatura de la dosis anterior de soledad, los pensamientos escandalizan sus vagos recuerdos de las enseñanzas bíblicas recogidas cuando enfermaba o en las numerosas sesiones domingueras-familiares de su infancia, sentía celos del repiqueteo uniforme y eterno de una canilla que pierde, por gotas , que el ya lo había perdido allá donde el tiempo no se acuerda. Se mete entre la gente como si fuera una bacteria, necrófaga, buscando un buen sabor en corazones muertos, en arrugas cadavéricas hurgando suavidad , encuentra seres monocromáticos sin manos libres y lleno de juicios de reojo. Toma su cuello con una mano y se suicida ciegamente mientras se lanza fuera de su alma, y cesa