ENSAYOS + POESIAS + CUENTOS + Anecdotas

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miércoles, 22 de junio de 2016

Chaco Sediento

Alla en tu tierra rojiza infernal,
ahi donde estan ellos,
alla donde la brisa es su manantial


alla donde secan bajo
un sol monumental, es ahi donde
indiferencia hereje, dejo en ti
la muerte sideral.

Alla donde no hablan y el silencio
es un triste final, ahi donde dejamos
que ellos, viajen a la eternidad..

VEz

Aun ahi en la madriguera de tu razón,
imitando la explosión,
Vas descargando el vacío vil
de tu corazón...

Irradia la intención del mal
tanto la expande como un mar,
que después con los ojos ve
su propio final...

Arde por dentro sin celofan
se quema a fuego lento,
como un ser fantasmal.



lunes, 21 de marzo de 2016

Los eras

Pacto con el sol, en quijada , fugaz
Paso a paso hacia adelante del abismo

Maquillado con la sonrisa de la sombras,
con una aire de ondas podridas y secuencias
hondas..

A cada centímetro un recuerdo de que Era,
ataja mi esqueleto como la lengua que
vocifera al final de la mesa..

Voy por la calle haciéndola estrecha
voy siempre a punto de encender esa mecha,
que quizás bajo el árbol me lastima la nostalgia,
quizás  Era que se hizo arena en el manantial
de su panza.

Y me lanzo al vacio del inicio, total ya era,
y me derrama la poción del veneno quimera.  

viernes, 15 de enero de 2016

el Inicio

sos la parte mas alta de mi nocion,
sos la luna llena que me alimenta de pasion
sos el momento infinito de mi razon
sos Pia, la posion perfecta de amor.

sos la que con muros construye
una funcion, ser tu padre y madre
es la mejor pasion

sos el alimento de una gran sensacion
la que arde cada mañana y noche sin control
sos mis brazos y los caminos, que sin mimos
nos trazamos con amor.


viernes, 25 de septiembre de 2015

El Ake invertido. - Cronica UNA akapete

-Ake, atendena que no nadie te vea

- epicaa pue

Las sombras descansaban inertes sobre el asfalto con olor a azufre, el viento tosco del norte se deslizaba  con cadenas arrastradas en tus iras deseosas de venganza,  la calle aun con perezosos  caminantes, iba arropando a gotas, la  nostalgia de aquella  mano que tomabas  soñando, levantando el puño de la desobediencia, llevando la bandera contra en del sistema que incrustado en el pecho, te imponen todos los días de tu vida. Muchos caminos llevan a un mismo sitio, muchas voces hacen una canción un himno, y todos aquellos sueños acumulados hostigados por la misma frecuencia que titila bajo la corrupción de no solo 50.000 cabezas, el numero que devora el sistema  somos todos, cada uno lleva una marca, un lugar,  una etiqueta, y en cada metro cuadrado de esta tierra roja como el alma juvenil, esa que arde con pasión y desencanto,  frente al espejo de lo que no quiere verse como una  parte mas, aquella que quema  la mirada del corrupto que intenta desviar la vista, que traga voraz y descontrolado  del  peculio, ese que al ruin lo hace señor , y que vita a cambio de lealtad desleal  a sus peones.
Hoy las sombras ya no descansan inertes  sobre el asfalto con olor a azufre, el viento tosco del norte ya no trae cadenas, y en la calle hay ausencia de perezosos caminantes, a cambio hay gallardos pechos que sudados y hambrientos de espíritu, le dan la espalda al sistema  que nos uso sin piedad como sus putas durante 135 años.
Así como la situación de la UNA , son los que imparten justicia, son  ministerios, municipalidades, gobernaciones, institutos, ong’s , El Congreso y  absolutamente todo lo  que venga del Sistema que nos obligan a seguir y ser parte del circulo disoluto que trabaja gracias a la pasividad de una sociedad permisiva.
 Hoy,  en la UNA , el deseo se hace acción , y con quimeras y nostalgias,   funde a hierro encendido,   como  el bastión,  que si los paraguayos queremos realmente un mejor país, para nuestros hijos, para nuestra vejez, para nuestro estar vivos,  deberá multiplicarse extensivamente hacia la corporación que la mantiene en pie .  Ellos ya lo saben. y ya recibieron la primera akapete. Vos debes darle la segunda. 

-Ake, ya vienen, Apaga la Luz   

#UNAnosecalla 



jueves, 24 de septiembre de 2015

Ruptura

Mientras la arista roza tu piel cerada, 
mientras tus callos tocan la simetría repasada,
mientras las juntas luchan abrazadas,
mientras tus ventanales ilustran tu alma,
mientras el gorjeo de tus columnas gritan 
asomadas,
mientras tu y yo, somos molduras 
fusionadas. 

mientras te veo ruptura, alocada. 

sábado, 19 de septiembre de 2015

5

Hay naturaleza muerta en el gesto de tu risa,
Paseo por ese  vació lleno, que eriza, y tu  con la
la piel  camaleón , como trizas,  el tiempo calla
hasta que hipnotiza

Es esa  frontera inútil de los vestidos puestos,
Y aun con tu cuerpo que denuda el pretexto,
Para ti va este texto,  aun con la presencia del
enorme pájaro transparente  que te cobra
las gabelas de antes ,  de infieles  pies que te llenan aire..

Ese que  te surca sobre el pecho, antes de tu risa,

De naturaleza muerta y tus ojos que hechizan. 

5

viernes, 18 de septiembre de 2015

Lo kachiai de Hoy


Los paraguayos no aprendemos de la Historia. No quiero hablar de ella, aun porque la verdad que no sirve de mucho , desde atrás para adelante,  en una sociedad kachiai, doble filo y ñembotavy, esa cronología no sirve. Lo sabes nio.  Pero que entendemos por Cronología? del griego chronos, 'tiempo' y logos, 'estudio' es la ciencia determinada cuya finalidad es determinar el orden temporal de los acontecimientos históricos. Pero de que Acontecimientos Históricos hablamos en Paraguay? Nosotros no somos Históricos,  nuestro rango de memoria se limita a un par de meses e inclusive días, donde mueren lánguidamente un conjunto de sentimientos superficiales, como gusanos esparcidos en la carne de algún perro asesinado en acceso sur,  visible para algunos pero olvidado por todos,  opacandose  unos a otros, pisando sus cabezas sin pies y manteando sin manos,  sobreviviendo en el ciclo de la vida , arrimarndose al frio oscuro de   una caverna llena de cuadros sin luces, sin que el arte sea expuesto, sea manifiesto, sea vivo, aun en la linea inerte de la vida misma.    
Despreciamos la experiencia anterior sea , preterito perfecto compuesto, preterito imperfecto, pretérito pluscuamperfecto, preterito simple …   pasado.. pasado, no es un factor leal en nuestros corazones, no es un catalizador de explosiones y acciones directas. Son solo momentáneas, como la pequeña sonrisa de la  cajera del banco, fría y útil mientras te entrega la plata. Y la tuya también .
Pero como no hablar de Historia! !!! Hace 30 años las movilizaciones fueron esporádicas, el Decano de una facultad ya tenia en su bazar grandes denuncias de Corrupción en  el 2001 y 2005, cuando todavía no boludeabas tanto con el Teléfono y el Whatsapp no existia, Cuando la transición a la Democracia todavía parecía eso y uno un todos contra todos, cuanto todavía estábamos juntos unos con otros y no sabíamos que el destino nos alejaría para siempre por medio de la muerte.  Pasaron 10 años de aquel mes de tumulto y movilizaciones que condenaban a lo que hoy es Rector, increíble no? No por los 10 años sino por, como demonios llego a ser Rector!!!?. En esos 10 años se desvanecieron la memoria y los corazones de muchos. Incluyendo los míos. Solo espero que hoy, 2015 el caída al abismo tarde un poco mas.
Cito unas palabras de un gran genio, Don Helio Vera  “La modernidad es incompatible con el imperio de lo kachiai. Son términos antinomicos. Ambos no pueden convivir en el mismo espacio, porque se excluyen mutuamente. Aquella es una amenaza extranjerizante que, como el coludo cometa Halley, aparece cada cierto tiempo sobre Paraguay. Por eso se anuncia con bombos y platillos, se acompañan sus pasos con radares y telescopios, se celebra con himnos, banquetes y festivales, DESPUES, claro esta, se va, dejando una estela  blanquecinaque se desvanece en la tenaz oscuridad de la estratosfera. ES que ambos – lo kachiai y lo moderno. No pueden convivir dentro del mismo territorio y su relación sera regida siempre por la hostilidad. Donde avance uno, el otro retrocederá. Pero en el conflicto, el kachiaissimo llevara las de ganar, por su larga experiencia en tintas y tretas, en trampas y disfraces”


 Yo quiero Halley permanentes. 

martes, 28 de julio de 2015

Sofisticada Soledad (relato completo)

SOFISTICADA SOLEDAD.

Librería con olor a viejo, titila el hábito cortesano de sus invitados, colados, como el fluorescente del cartel de la calle, que caía muerto, que ironía, era un julio frió, donde la gente usaba la única campera gruesa de corderoy comprada en verano, en alguna liquidación de shopping Asunceno, tal vez para algún viaje hacia el sur que nunca tuvo salida, o simplemente para rellenar esos espacios vacíos de ropero y profesar a tener más. La calle era de todos,  volaban estáticas bufandas prolongadas, multicolores y pavorosamente gruesas que formaban parte del cuerpo trepadas como serpientes vivas. Ingrese tácito como siempre a la Librería, en realidad siempre ingresaba como fantasma a las tiendas y lugares públicos, espiando y jugando a ser espiado, mis pasos eran consecuentes y parecía siempre saber hacia dónde iba, cuando en realidad, era que me encontraba perdido desde el cruce de los detectores antirrobo y guardias de seguridad.
Escondida entre las paginas amarillentas de los libros de compra-venta posaba como estorbo, María, una chica risueña y fina, de cabello castaño y lacio, que leía a García Márquez en la misma plaza a la misma hora todos los santos días, y en los endemoniados también. Sobre ella posaban pósters de ediciones de la década del 50, alguna que otra foto ya despintada de algún héroe de guerra, frases fanáticas de lectura, y sus consecuencias, acompañadas por caricaturas de escritores latinoamericanos que nadie conocía por rostro. Vestía formalmente y de colores oscuros, cualquiera diría que era fanática de alguna de esas iglesias llena de tarados esquizofrénicos que ven un punto en el cielo y en masa se prenden fuego y no era lo suyo Cosmopolitan. La Pose del  librero, era un hombre anciano que propagaba aroma a polilla y masajeaba una esfera de goma amarilla que lo ayudaba a circular la sangre por su ya desbastado cuerpo bizantino, bueno a todos nos tocara. Era pétrea.  Solía darme cuenta de cómo miraba a María, con desconfianza y de reojo, con placer y sometimiento. Sentía celos y los libros se convertían en armas letales, en mi cabeza. María rozaba sus manos buscando encontrar la energía de los libros sin descubrir sus palabras impregnadas, olía siempre a libros y a papel de arroz, exquisita, de una mirada tiernamente conmovida por la última novela de amor que posaba todavía en su cama de sabanas blancas y ositos de peluche, quizás su única compañía desde hacía ya muchas noches, pensaba. Sus movimientos parecían practicados y perfeccionados, desde el de sus dedos finos como agujas hilando las hojas de pergamino, hasta el de sus pies que jugaban al tobogán subiendo y bajando, con un estruendo aparatoso del cartílago del tobillo, le producía cierta satisfacción, se notaba que era el único deporte que practicaba.
Yo parado, detrás del escaparate con la misma revista de ayer, intimidado por los libros gruesos y discos de vinilo que ni el más sordo de los hombres escucharía, no porque eran de malos autores o por su contenido, sino porque su calidad se había diluido en el tiempo de revoluciones tecnológicas, tenía el mp3 encendido en el bolsillo que gritaba su presencia entre mi pulóver azul marino y mi bufanda negra, repitiendo el eco de la melodía del chill out retorcida con tango y blues, y el eufonía se dirigía a María, sin medida.
Solía ocurrirme que siempre parado allí, en ese metro cuadrado perpetuo, “sonaba” el teléfono móvil agitándose entre mis piernas, siempre a la misma hora, siempre la misma voz, y siempre la misma respuesta, el mismo tono, el mismo buzón de voz. No contestaba por temor a encontrar la atención de María, era feliz en esos 15 minutos de transparencia, disfrutándola. Además que era caer en un recurso fácil para que me observe, aunque siempre se me batían los músculos del muslo y era una sensación desagradable para la ocasión y el momento mágico. En momentos solíamos cruzarnos la mirada, y mi corazón se aceleraba como pique en pistas clandestinas y no solía frenar en las curvas, quedaba perplejo y anonadado, encantado, desviaba la mirada hacia la misma revista de ayer, tan aburrida tan desapercibida y volvía al punto de partida. Conquistaba las pocas palabras que asimilaba dibujando con los ojos la figura de María, su rostro sus manos sus pies. Como un ñandutí azul tejía mariposas alrededor de ella, la hacía flotar de entre los libros y recordaba el mar que yacía desde hace tiempo en mis recuerdos y que absorbía el invierno aparente de la calle trasladándome a alguna playa paradisíaca del Pacifico, tomados de la mano, María y yo. Despertaba con el chasquido amorfito del librero, y con los ojos para adentro discrepaba el hecho de hacerlo de esa manera, y cazaba con la mirada todo el perímetro de la librería, cuando denotaba el Plas! de la puerta de ingreso. Y la ausencia de Maria.
PARTE II
En uno de esos días tropecé con el anciano en su búsqueda, y este, aulló al presionar los dedos de sus pies con mis zapatos de gamuza beige como las paredes de la librería, obviamente quede a palmearlo por la espalda mientras arremetía contra mí mismo por ser partícipe de ese accidente, en voz alta tratando de humillarme para que el librero quede satisfecho, pero en el fondo no importaba mucho ni el pie del anciano y mucho menos humillarme repitiendo que tonto soy. Salía buscando su aire, ya sin esperanzas de encontrarla en la playa que se volvió calle, respiraba al invierno, confuso y sutil. Fui caminando tomando el camino más largo a casa, imaginándome su rostro en cada faro del alumbrado público, cruzando avenidas y calles perdidas, como inventando ciudades y a sus habitantes.
Al llegar, a la casa, frente a la puerta, sentí el zumbido de la realidad que me descoloco en las persianas semis abiertas mirándome desde adentro, y se abrió sin darme cuenta, cuando veo a Soledad, decir, - Te llame, y no respondiste, como siempre.

Con las manos en la cintura y vestida con el camisón azul con flores amarillas, solía ocurrirme que la imaginaba en medio de un circo haciendo piruetas para viejos verdes, que tiraban billetes de 10 mil guaraníes en busca de su satisfacción visual.
Respondía generalmente con paciencia y de un tono de voz amable y sumisa.

-Es que venía en el micro 23 y no escuche, mi vida
-Esta bien mi sol, confesaba con complacencia.

Sin contenido sin alma, sin ruido. Solía seguir prontamente con un beso lleno de pasión más que de amor, ella sabía que en noches como esas convertíamos el dormitorio en un campo de batalla, en una lucha de a dos, sin tregua y sin descanso, en mano a mano sin ellas, convirtiendo la cama en el ring principal, pero no en el único. Creo que por ello nunca me ha puesto entre la espada y la pared con respecto a esa rara manía que tenia de desaparecer ese tiempo. Quizás estaba satisfecha corporalmente más que emotivamente, quizás estaba como yo, y ella también tenía sus momentos de disolución de esta relación intrépida y sensualmente feliz por fuera. No es que no la quería, la admiraba, era hermosa y una buena madre de clase media, pero no satisfacía las inquietudes de mi corazón, si lo hacía en la cama.
Generalmente después de hacer el amor con Soledad, nombre del cual su madre se había arraigado después de haber tenido una decepción amorosa en la década de los 70 cuando el auge de los hippie y el boggie andaban correteando a escondidas por las calles de la Asunción “de naranjos y flores”, de caperucitas rojas y grupos esporádicos de comunistas leninistas. Comía, si, el hambre era una de esos placeres post-orgásmicos que tenia, eran varios pero este era como el de más intensidad. Me sentaba sobre el mueble de la cocina viéndola prepararme algún que otro sándwich de tomate y queso con la camisa azul marino que había usado en mis horas laborales que tiernamente fue transmitida hasta ella para que los vecinos no notasen las pecas de sus senos, su piel irradiaba la suavidad como hecha de seda y tulipanes rosados escondidos celosamente en jardines occidentales, con sus cabellos húmedos caídos hacia la frente, se veía tan sensual, tan mujer.
Retuvimos mucho la transmisión del calor de nuestros cuerpos así que el frió ya no luchaba en adentrarse en nuestras médulas. Compartíamos ese momento mientras ella tomaba un vaso de agua de la canilla, mirándome, hablándome con los ojos, llenos de deleite. Sabíamos que todo se reduce a unas horas a un poco de pan, a la luz que ensucia el amanecer en el secreto del silencio que envuelve las escasas razones, los pequeños infiernos. Los días eran recurrentes a veces, jugábamos a ser una familia sub. Urbana en meriendas y cenas con amigos y sus parejas correspondientes, vaya, que eran cenas, donde dominaban mas vinos y cervezas de diferentes marcas, nacionales e internacionales que comida, terminando peleando y deseando a la mujer del otro. Gracias a la apertura de los sentidos por medio del alcohol.

Ahora bien, retornando  a lo hermoso,  el rostro de María era la que dominaba todo el circuito de mi mente, a pesar de esos momentos de ensayo de familia en una escenografita compuesta y casi sofisticada. Los fines de semana eran eternos, no sucedía como ocurre con muchos paisanos míos citadinos, que lo único que deseaban era que el fin de semana se prolongue aun mas para reforzar los instintos carnales y viciosos, a veces en el afán de reposar por un rato mas y despertarse a las 12 del medio día para frenar lo cotidiano, lo robótico, yo deseaba adentrarme a un vulgar lunes y saber que de allí en más tendría mis encuentros clandestinos durante 4 días más con ella. Ansiaba el mar de micros y personas sudorosas que aromatizaban el ambiente en un javorai (mezcla en el idioma guaraní) de perfumes falsificados y a cuerpo. Sabia aun que el sentimiento que me ubicaba junto a ella era solo el hecho de pensar en ella, y que nunca, el destino nos uniría en aquel paseo por la playa paradisiaca del Pacifico. Quizás en algún momento fuimos uno, pero no era suficiente mis reverencias hacia ella para seguirla y hacerla volar, pensaba en momentos de ira y cuando no la encontraba.

PARTE III
La imagen retumba en el interior silencioso del alma y de la Librería, los oídos parecen comprimirse hacia las paredes donde posa el alma y Cortázar, rasgan las virtudes de los dioses que posan sobre la mesa de luz de noche vestida de mesa de Lectura, de la habitación que posee una ventana vacía a la bahía de Asunción, que era la sala de Novelas, donde la luna acaricia con desengaño al agua quieta del verano Rio, aun sometido al retumbante sonido de la noche posterior a esta locura, aun sumiso al olor de ella en mis arenales de nostalgia, nostalgia inútil que se transforma en ira, y la ira se transforma en un juego, donde al azar, va eliminando jugadores arrancándoles partes de sus miembros imaginarios y convirtiéndose en dragones chinos asesinos. Era la Librería sin dudas el lugar de nacimiento,  La imagen de una madre que vira mirándote mientras paseas por el departamento de Ventas  contando las baldosas y buscando detalles constructivos, de arista a arista yendo a algún que otro encuentro clandestino, una sociedad de altos niveles de estradiol, de fugases intereses mediáticos y una infinidad de toneladas de mediocridad cibernética, mientras dos chicos sentados en el área de lectura dejan los libros mientras sonríen frente a sus Smartphone y consumen el Wifi Gratis, son de tribus inventadas para sofocar las ataduras constantes de los nostálgicos como yo. Toc, toc, escucho retumbar la madera mientras me sofoco en los pasillos, el eco se incrusto en mi cabeza como si me pegasen con un matillo de ideas, de colores bonitos y formas fantásticas que se deforman como las palabras, María, parada frente a mí a 30 cm de distancia, su puño cerrado rojizo en los nudos después de  golpear la madera Caoba, su voz, aquella voz 
-Hola, ¿ puedo ayudarlo?
La mire como de reojo, con desconfianza, buscando el lado de la broma, se me erizo la piel y mis pupilas se inyectaron con lagrimas humedecidas  que pedían salir, que emoción carajo, me dije a mí mismo, la dirección del viento de su hola me convoco todas mis sensaciones, ella y yo, juntos en palabras, bajo el mismo metro cuadrado.
Di media vuelta y al vacio fui.
De seguro me recuerda en sus horas de morriña falsa, de noches donde buscan un trocito de mi alma, pensé al cerrar la puerta vidrio de la Librería.