Obrera las manos, pesaron tenues,
No satisfacen las palabras
No radican en mi corazón
Mi negra estrella posa en su estela
Ambula taciturno, mi alma,
No observo tus ganas
Y la montaña se vuelve llana.
¿Donde quedo el rubor de los rostros?
¿Donde se malgasta el pastizal de este desierto?
Obrera las manos, pesaron plomo.
No invocan los ojos
Y dormitan en la penumbra.
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