Me sucedió esa tarde una implosión cíclica, mis entrañas habían explotado, ella definitivamente había quebrado mi corazón de guerrero sin arma, y lo hizo sutilmente, inope de espíritu solidario, de esa falsa convicción donde me insinúa impíamente que no lleno sus noblezas.
Ella que utilizo mi espíritu para consolar su mal tiempo, y usarme como una herramienta sustituible que venció en su grado de utilidad. La contracción de mis músculos quebraron mis ojos en ríos de padecimiento, y a ella no le importo nada.
Insípido, cruce el umbral del dolor, intonso al intervalo de las leyes de la crueldad y el egoísmo, nunca supe en realidad si sus palabras iniciales eran ciertas, hoy se que fueron ficciones de un sueño que supo hacerme volar, y manipulo este espíritu furtivo que muerde acero y traga sangre, para aborrecerla en el olvido de la noche y las sombras, donde recorro las calles ya sin rostro ya sin sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario